Ubicada en una construcción de Fermín Álamo, la vivienda existente se desplegaba en una tipología de vagón de tren cuarteado por una infinidad de estancias, que no aprovechaban la virtuosa orientación este-oeste de la vivienda. El nuevo programa que debía configurar la casa para Eduardo y Olga contendrá dos habitaciones, dos baños y un salón-cocina-comedor amplio y generoso. Con esta premisa y la bondadosa orientación de la vivienda nos pusimos a trabajar. La primera de las decisiones condicionó el total del ejercicio a realizar, se decide liberar una banda continua de espacio que comunique oriente y poniente a través de la casa. Un salón-cocina-comedor de 50 m2 que actúa como elemento vinculante entre los diferentes espacios. Esta operación hace que debamos agrupar las habitaciones de forma polar, una a cada extremo, y los baños en torno al patio tras el denso y poderoso mueble de roble.
Por tanto, esta primera decisión proyectual, este ideograma programático, debía corresponderse con una serie de acciones arquitectónicas construidas. Tres operaciones en total que se ocupan de definir el espacio. En primer lugar, se colocará un mueble que actúa como umbral, ordenando y entramando las diferentes estancias de esta casa. El mueble se debe cruzar, superar y, en ocasiones, incluso habitar. El mueble esta constituido por tablero de chapa de roble y conforma una operación de ensamblado espacial propia de la materia de la cual deviene: la leñosa. La segunda acción es la inclusión de un plano suspendido que unifica las estancias y opera comprimiendo el habitar bajo el mismo. Una especie de mesa invertida suspendida que flota sobre el espacio para definir áreas de trabajo, cocina y comedor en extensión. Finalmente, un total de tres alfombras provenientes de la propia cerámica recuperada en la vivienda de ¨mosaicos Bergasa¨, empresa riojana que fue líder a comienzos del siglo pasado en la fabricación de este producto en el territorio nacional, se despliegan a lo largo de esta casa, para redefinir las estancias en ambas galerías ubicadas en sendos flancos, y el espacio de la cocina al centro.
Las tres acciones anteriormente descritas ayudan, sin lugar a dudas, a comprender las aproximaciones proyectuales al ejercicio aquí propuesto, pero éstas deben verse apoyadas y refrendadas por las decisiones materiales. De entre todas cabe destacar la última de las operaciones, donde sobre la envolvente térmica se utiliza mortero de cal blanco aplicado directamente con brocha, llana y esponja. A través de estas tres técnicas se hallará una cierta rugosidad que dota de peso y gravedad al espacio, aumentado, de esta forma, la relación entre las otras materias que constituyen este nuevo hogar.
En definitiva, la casa para Eduardo y Olga se construye con fragmentos de memoria de estos, utilizando las mejores condiciones que descubrimos en la vivienda. Una noción de artesanía arquitectónica fundamental a través de materia, espacio y tiempo, que se conectan a través de esta pequeña vivienda para constituir un habitar mejor.