La casa está ubicada en un barrio residencial de la ciudad de Sauce Viejo. Esta ciudad costera de quince mil habitantes tiene una mixtura muy clara entre un gran complejo industrial agropecuario y viviendas en lotes individuales.
Sauce Viejo es parte del conglomerado de lo que se denomina el Gran Santa Fe, formado por un conjunto de ciudades satélite que rodea a la ciudad capital y donde la gente encuentra la posibilidad de encontrar su vivienda en lote propio.
El encargo era proyectar la primera casa de Juan y Laura, una casa que contemple el futuro crecimiento de la familia, pero con un presupuesto muy ajustado.
El lote del que se disponía era entre medianeras, poco ancho y muy profundo (12 x 50m) por lo tanto la primer decisión fue ubicar la casa ocupando el ancho del lote en una posición intermedia, creando jardín de acceso por delante y jardín privado por detrás.
Las acciones arquitectónicas se resumen en la construcción de 4 muros de bloques de cemento de 19x19x39cm, los cuales se disponen en sentido longitudinal desplazándose o plegándose para resolver los distintos espacios, y una cubierta metálica que se apoya sobre los mismos creando una sombra para vivir.
Los programas se resuelven entre muros y la ubicación de la carpintería determina el límite difuso entre interior o exterior. En el acceso se crea un retroceso para generar un hall distribuidor limitado visualmente por el hogar/mueble que actúa de umbral entre el exterior y el espacio social. Una vez se pasa el umbral del hogar se descubre el sector social con su apertura completa al jardín privado y la luz del suroeste que lo baña al atardecer. Al girar se descubre la zona de cocina y desayunador que mira su propio patio.
Atravesando el hueco que se ubica en el muro central se accede a la zona intima de la vivienda. Un nuevo distribuidor que se baña con la luz del amanecer nos distribuye a los cuatros espacios de dormitorios y/o estudios que se ubican entre muros a frente y contra frente. Los baños se resuelven como pliegues de los muros y actúan configurando el espacio íntimo.
Los muros de bloques se construyen apilados, sin aparejar, dando testimonio de su carácter de cerramiento y encofrado de la estructura de hormigón que contiene en sus entrañas.
La cubierta metálica se encuentra apoyada y arriostrada a la estructura de hormigón interna de los muros. La misma se resuelve a dos aguas llevando el escurrimiento hacia el exterior de la casa. En el sector de servicios la cubierta se pliega para buscar el sol y el aire del este para estos espacios íntimos.
La casa recupera soluciones, a modo de analogías, de la construcción industrial agropecuaria anónima de sus alrededores. Una construcción de materiales muy económicos pero que se utilizan artesanalmente convirtiendo construcción anónima en arquitectura.