En el contexto de crisis permanente en el que vivimos (crisis climática, económica, social, demográfica, sanitaria,...) el mayor valor de futuro con el que contamos son las generaciones futuras. Solo las nuevas generaciones serán capaces de revertir esta situación, adaptarse y ser capaces de crear un mundo mejor del que les dejamos. En este panorama, no cabe duda de que la educación que reciban los niños de hoy será vital para que los adultos de mañana puedan cambiar su futuro. Con la intención de mejorar la educación que imparten, son muchos los centros educativos que han apostado por cambiar su sistema pedagógico adaptándolo a esta nueva realidad y mejorando tanto la metodología como el temario. En cambio, son muy pocos los centros que en este cambio pedagógico hayan tenido en cuenta los espacios arquitéctonicos como vía de mejora. Uno de estos centros que sí ha intentado mejorar su sistema pedagógico adaptando los espacios a sus necesidades ha sido la Ikastola Kurutziaga ya que han entendido que el control adaptativo sobre estas circunstancias cambiantes es la base de nuestra supervivencia, lo que conocemos bajo el concepto de resiliencia
CONCURSO
El concurso consistía en rehabilitar energéticamente y reorganizar programáticamente el edificio de educación infantil para adecuarlo al nuevo método pedagógico que se está implantando en el centro.
El edificio original de 1974 de los arquitectos Arechavaleta y Uriarte, está compuesto de grandes lucernarios lineales orientados a este y organizados en una volumetría escalonada en diente de sierra. El espacio interior se estructuraba mediante una gran nave central en doble altura y varias aulas de 45 m2 en los vanos este (1 altura) y oeste (2 pisos). El edificio, de gran valor arquitectónico, se encontraba demasiado compartimentado para adaptarse al nuevo sistema pedagógico y presentaba problemas de confort térmico y acústico.
El proyecto debía aunar la creación de espacios diáfanos multifuncionales de grandes dimensiones, con aulas clásicas que respondieran a las exigencias impuestas por las leyes de educación en vigor (1 aula cada 25 alumnos, aulas de 50 m2...).
PROYECTO
La intervención ha consistido en diseñar una serie de objetos multifuncionales, qué debido a su colocación y a los elementos que incorporan, sean capaces de estructurar y dividir el espacio satisfaciendo requerimientos concretos en cada zona.
Cada elemento ha sido tratado como un mueble capaz de incorporar varias respuestas funcionales. De este modo, las divisiones fijas, compuestas de mamparas trasparentes se convierten a su vez en las taquillas de cada alumno. Las gradas son a la vez armarios. Los volúmenes de taller/aseo sirven de soporte para una serie de tabiques móviles que permiten decenas de configuraciones espaciales.
La estrategia material ha consistido en la creación de un gran contenedor neutro y blanco donde se insertan los objetos, construidos en madera laminada de pino y tablero contrachapado de abedul. Se ha buscado una atmosfera que optimice la iluminación natural y la sensación de cobijo y tranquilidad.