La primera y principal razón de la arquitectura es transformar la realidad existente en una realidad mejor. La casa para Blanca, Marco y Bruno se ubica en el corazón de la ciudad de Logroño vinculando un parque con un patio de manzana lleno de vegetación , y haciendo de la construcción por estratos y la estrategia del palimpsesto un manifiesto emocional. Se reutilizan todos y cada uno de los estratos que han configurado su memoria, utilizando todos los elementos arquitectónico constructivos para transformar y ampliar las bondades de la misma.
La tipología de vivienda se desarrolla en una pieza longitudinal propia del plan de alineaciones de la ciudad de 1958. Este desarrolla unas dimensiones que oscilan entre los 6 – 7,5 metros de ancho de crujía y los 18-22,5 metros de fondo por unidad habitacional. En este caso, la peculiar disposición de los patios, que se unen con otros pertenecientes a los inmuebles adyacentes, generan espacios de luz y ventilación muy marcados en la zona central. Además de esto, el patio de manzana posterior, de generosas dimensiones, dota de un maravilloso lugar al fondo de la casa.
Dadas estas condiciones, y los requisitos habitacionales emocionales propuestos por la familia, el proyecto se resuelve en torno a cuatro puntos principales: la optimización tipológica de la vivienda, la realización de una serie de ¨regiones climáticas y lumínicas¨, la utilización y reutilización de todos los recursos a su alcance, y por último, la construcción por capas y estratos de las diversas atmósferas.
La primera operación elimina el pasillo existente, desplazando un nuevo espacio habitable que establece un nodo visual entre el parque Gonzalez Gallarza y el patio de manzana arbolado. Esta acción permite eliminar al máximo las circulaciones preexistentes, dotar de perfecta ventilación e iluminación al vacío de conexión y, finalmente, utilizar dicho espacio como elemento vertebrador de los diferentes espacios vivideros, los cuales establecen un conjunto.
A su vez, esta acción utiliza la creación de un nuevo cerramiento interior en ladrillo acústico. El mismo utiliza la naturaleza textil de esta materia arcillosa para generar un tejido que vincula las estancias, las capas y la historia previa de esta casa. La junta eleva el valor del tejido a estrategia arquitectónica en sus diversos estratos.
El programa se desarrolla con un recibidor en la cabecera, donde se encuentra el nuevo salón-cocina-comedor con un mirador al parque. Este espacio establece una circulación en torno a un elemento central organizador de armario y cocina, el cual remata uno de sus extremos con un nuevo elemento de reunión en hormigón armado reciclado con áridos procedentes de la propia demolición. Las capas de pavimentos y techos definen la función de cada espacio, apareciendo un pavimento de teselas de mármol reciclado de los baños preexistentes que dota de una naturaleza tejida al solado.
Adentrados en el área de descanso, la vivienda vincula en torno al eje de unión las diversas estancias. Baño y habitaciones utilizan los patios y este nuevo espacio para redefinir las relaciones entre arquitectura y usuarios. La casa se torna un tejido relacional complejo. Al fondo, las dos últimas habitaciones vuelcan su mirada sobre la terraza y establecen una conexión lumínico visual en toda la vivienda. La terraza y la calle forman parte del tejido habitacional.
La nueva casa hace del palimpsesto su mayor virtud, la superposición de todas las capas constructivas y el sellado de las heridas previas configuran un nuevo espacio emocional. Las marcas de las antiguas tabiquerías se sellan por medio de mármol recuperado de los anteriores baños. Los solados de madera se recuperan por completo, reutilizando los mismos en toda la vivienda. El nuevo cerramiento interior, se ejecuta en ladrillo con tres tipos de juntas diferenciadas, donde cada una de ellas explica la propia gravedad del mismo. Además, se diferencian una suerte texturas que nos permiten identificar zócalo, paño intermedio y área superior como siempre se hizo en el país. Los elementos de madera construyen cerramientos móviles, armarios y carpintería exterior configurando una arquitectura de voluntad variable. Las nuevas cerámicas ahondan en la propia dimensión de las teselas poniendo, de nuevo, en valor el tejido complejo de esta nueva casa. Por último, la capa perteneciente a las instalaciones eléctricas construye un estrato más, elevando su función por encima de la construcción.
La casa para Blanca, Marco y Bruno es un tejido experiencial donde historia, materia y construcción se vinculan a través de un palimpsesto emocional. Más es más.