El encargo consistió en una casa unifamiliar para un padre divorciado con tres hijos adolescentes. Siendo la segunda casa que construya el promotor en un corto periodo de tiempo el presupuesto disponible era realmente limitado. Además, el programa de la casa debía adaptarse a la situación familiar cambiante, con ocupaciones muy variables según los distintos periodos del año.
El solar ubicado en un desarrollo de baja densidad en la periferia de Berriz (Bizkaia), colinda a norte con la autopista A8 (la más transitada de todo el norte peninsular), generando problemas acústicos.
El edificio aprovecha el fuerte desnivel existe en sentido norte sur para generar dos jardines de invierno y verano a distintas cotas.
La gran cubierta paralela a la topografía original protege un volumen monolítico que se horada en la fachada norte para generar un zaguán exterior de entrada y en la sur para generar el porche cubierto de la vivienda. El espacio interior se desarrolla como estancia continua semienterrada que da la espalda a la autovía y se abre al sol del sur.
El deseo y la necesidad de optimizar todos los recursos disponibles, deriva en una construcción humilde donde desaparecen todos los revestimientos innecesarios, prevaleciendo los materiales de procedencia cercana y los sistemas constructivos sencillos. Así, la cubierta de madera laminada de pino local se apoya en muros de carga de termoarcilla vistos. El revestimiento exterior de piedra se ejecuta con piedra caliza de rechazo procedente de una cantera a menos de 10 km de distancia del solar. Todo el mobiliario interior (cocina, armarios…) se ha construido con material sobrante de la estructura y el friso de la cubierta.
Toda la construcción ha sido llevada a cabo con un único equipo de cuatro albañiles.