Una casa de fin de semana para la familia de Germán en un loteo residencial en las afueras de Santa Fe. El presupuesto era muy acotado y se iba a ir administrando en sucesivas etapas. La ubicación de la casa estaba ya definida por el alto del terreno, que puede sufrir anegaciones en época de lluvias intensivas. Por tanto, teníamos que ubicarla en sentido Norte-Sur y enfrentándola hacia el crudo sol del oeste. La dificultad del encargo era, ¿cómo abrir la casa al patio y protegerla del oeste al mismo tiempo?.
Recuperamos el recurso de la galería de la arquitectura colonial, como mecanismo para proteger del sol y de las lluvias al cerramiento exterior más expuesto creando ese fuelle que le brinda espesor al borde. En el límite exterior se incorporaron una serie de filtros metálicos o arcillosos, practicables o no, dependiendo la necesidad de cada estancia. La casa se plantea como un gran pabellón de reuniones sociales que va entrelazando espacios de galería y patios, intentando filtrar la luz y hacer correr la brisa.
Una casa que se construyó lentamente en muchas etapas, las cuales fueron pensadas constructivamente para poder separar rubros e ir avanzando simultáneamente. Una primera losa de platea que crea la plataforma para la vida. Sobre el Este longitudinalmente se construyeron en ladrillo los servicios de la casa con sus respectivos patios internos. Estos servicios liberan la planta social y filtran las vistas de la calle.
Finalmente, una estructura metálica define el sector social aprovechando los volúmenes de ladrillo como apoyo estructural. Este sector se resuelve a través de las medidas de las vigas IPN de seis metros que poseíamos, cuatro metros para el interior y dos metros para la galería, cortándose en altura a la mitad para obtener 3 metros libres. La modulación completa de la nave se define por las medidas de mercado de los perfiles metálicos y las losetas pretensadas.
Una casa que busca disfrutar del patio a través de diferentes diafragmas y variaciones del límite.