Al final de los años 60, aparecen unos nuevos agentes en la escena urbana que jugarán papeles distintos al de los poderes establecidos y darán un significado diferente a los procesos de renovación y desarrollo urbano.

Estos nuevos agentes son llamados Movimientos Sociales Urbanos y surgen con el objetivo de intentar solucionar los problemas urbanos causados por las contradicciones del capitalismo avanzado en la ciudad y los resultados negativos de la aplicación de los planteamientos de las vanguardias del Movimiento Moderno.  Aunque los MSU son distintos en cada país, todos tienen en común que son la expresión de una voluntad ciudadana de intervenir en la realización y construcción del propio entorno urbano.

Estos Movimientos Sociales surgen en Barcelona como respuesta al conflicto urbano generado por la falta de equipamientos y unos barrios periféricos muy poblados, y por otra parte, frente a la problemática política y social que existía debido al régimen franquista. Estos movimientos estaban principalmente vehiculados a través de asociaciones de vecinos y vecinas.