Reflexiones sobre viviendas adosadas
De lo público a lo privado
Si en el interior se ha querido que cada usuario use su vivienda, entendemos que la calle es un espacio para todos en el que convivimos y nos relacionamos. Así la entrada y la zona para aparcamiento se plantean como una prologación de la calle en nuestra vivienda.
Viviendas adosadas ¿todas iguales?
El programa y las exigencias urbanísticas, conllevan que todas las viviendas sean de similares características formales, constructivas y funcionales. De esta manera se opta por viviendas casi idénticas.
Se proyectan las viviendas para familias numerosas y discapacitados en las parcelas en esquina, delimitando un principio / final en el conjunto de las viviendas adosadas al adecuarlas a sus propias características.
¿Para cuántos usuarios?
Se ha optado por desarrollar viviendas de 3 dormitorios, agotando las posibilidades de superficie edificable, con el objetivo de realizar viviendas en las que prima la calidad del espacio. Esta decisión nos permite que tanto la cocina como el salón, en la planta baja, tengan unas dimensiones superiores a los mínimos que marca la normativa, y que los dormitorios de planta primera tengan una superficie similar, siendo los usuarios quienes decidan el uso de cada estancia.
¿Cómo conseguir privacidad?
Aún cuando todas las habitaciones miran hacia otras viviendas, y hay una tipología casi en exclusividad, realmente hay 4 viviendas con distintas características cada una en cuanto a la posición de las ventanas, buscando las mejores condiciones de iluminación según su orientación y sobre todo que nunca se produzca el cruce directo de las miradas. A esta privacidad y control de la luz contribuye especialmente la contraventana de chapa perforada, con la que se consigue que todas las viviendas resulten distintas entre sí cuando las vemos desde la calle.
¿cómo pasa el tiempo?
Han pasado pocos meses desde que están habitadas, y como sucede en numerosas ocasiones ya se han producido algunas intervenciones en las viviendas.
Entendemos que es algo inevitable e incluso nos resulta interesante ver cómo cada persona interpreta la misma vivienda y la convierte en única, en su propio pret-à-porter.
Pero más que esas intervenciones, lo que nos interesa es poder conocer a quien está viviendo en un edificio que has proyectado para clientes ficticios, y descubrir que disfrutan con su vivienda aunque nunca tuvieras la ocasión de tratarles personalmente.