La actuación se enfrenta al crecimiento de la ciudad de Parnu sobre un espacio verde extenso. A la vez, debe consolidar un nuevo límite que coligue equilibradamente la acción urbana con una operación de paisaje. La vivienda trabaja simultáneamente en la escala doméstica y en la urbana. Los dispositivos de cerramiento conforman los “pliegues” de la ciudad entre los que se desenvolverá el espacio público. La flexibilidad del sistema, permite la configuración de dispositivos perimetrales individuales, o sistemas de gestión social compleja que incorporen la posibilidad de asociaciones vecinales. Se complementa la actuación con una densidad óptima. La vivienda, como un vacío cavado en el paisaje, se encuentra rodeada y protegida por unos dispositivos - infraestructura - invernaderos que actúan como colchón de energía en torno a los espacios habitables y son responsables de la gestión energética del conjunto. Existe un filtro espacial entre el exterior y el interior. La celosía viva técnica y profunda protege la privacidad, pero también supone un escenario doméstico para cada casa. Así, se dan dos espacios simultáneos ensamblados: el doméstico y el envoltorio técnico en el límite. Se pone al servicio del usuario un catálogo de paisajes domésticos con el que equipar la vivienda: modelos que permiten desplegar la propia estrategia de contextualización. El consumo infraestructural es consecuencia de la pluralización de las prácticas de consumo y de la diversificación de las exigencias del consumidor. Los programas de desarrollo desigual en las infraestructuras constituyen espacios alternativos a la concentración de las infraestructuras. En tanto que asociación a la red urbana, la gestión del ensamble constituye la operación arquitectónica, cuyo objetivo entiende la vivienda cono infraestructura productora de energía.