90% Prefabricado.
El modelo de venta de la farmacia se ha modificado en los últimos años paralelamente a las leyes que las regulan. Independientemente del servicio sanitario que presta el farmacéutico, conceptos como “valor añadido”, “competencia” y “visualización” aparecen ya en el discurso de estos negocios. Esta reforma de 180m2 distribuidos en dos plantas, se realizó en un ajustado periodo de tiempo de dos meses, con la complicación añadida, ya que durante el primero de ellos se exigía simultanear ventas y obra. Radica en esta cuestión la principal complejidad del proceso constructivo y de las decisiones de proyecto. La prefabricación del máximo número de elementos era por tanto un necesario punto de partida.
Una fachada tridimensional con el texto “FARMACIA” forma el escaparate de doble altura. No sólo señaliza el uso e identidad del local sino que también dota al local de la protección solar tan necesaria por su orientación noroeste. En el proceso de aproximación al local, el rótulo, que se ilumina por la noche irradia una luz suave sobre la calle.
Tras el rótulo, en el interior, un recubrimiento de lamas metálicas desciende hasta el suelo de la pared trasera uniéndose visualmente con el suelo de resina epoxi del mismo color, actúa de fondo para la escenificación de los muebles del local de venta: elementos tubulares blancos en cinco niveles de altura, auto-iluminados, que parecen flotar dentro el local y forman diferentes zonas, constituyendo un mostrador que rota, un asiento, un púlpito y ofreciendo en sus orificios e intersticios espacio para la presentación de los productos. Un nuevo escenario para un nuevo modelo de negocio.
Para cumplir los estrictos plazos de tiempo la fachada y todos los muebles se prefabricaron en taller. El recubrimiento de lamas es también otra solución industrializada de rápida instalación. En total esto supone el 95% del volumen de obra, lo que permitió construir en este tiempo tan ajustado y con 0% de desvío de presupuesto. Demostrable.
Detrás de las lamas se oculta un pequeño despacho, maquinas de climatización y en el otro lado, detrás del mostrador, se accede por una corredera de cristal al laboratorio, un aseo y al altillo que sirve de almacén robotizado de los medicamentos. La iluminación se resuelve mediante pequeñas luminarias de refuerzo ubicadas donde es requerido, así como iluminación continua led para los elementos singulares, sistemas elegidos por su bajo consumo.
Solo dos colores: verde “farmacia” de suelo y techo y blanco para los muebles y la fachada.
El local se encuentra en un barrio modesto. Nos dicen algunos compañeros que la pena de esta reforma es que no esté en una calle más céntrica. Sin embargo nos alegramos de que esté en ese barrio. Los vecinos ya se identifican con su nuevo icono de barrio y funciona como un estímulo para los comercios. ¡Arquitectura para todos!