En las últimas décadas ha proliferado un tipo de urbanismo residencial que fomenta viviendas aisladas rodeadas de jardín dentro de su propia parcela. Urbanismo ajeno a nuestra tradición mediterránea de la vivienda-patio.

En el encargo de una vivienda unifamiliar en una de estas urbanizaciones se ha soslayado este inconveniente tipológico acercando, al máximo permitido por la normativa local, la construcción de la "vivienda" a dos de los lados. De esta forma, coceptualmente la vivienda se pega a dos de los muros liberando el resto para crear el patio tradicional mediterráneo, o al menos, una aproximación más fidedigna que la del jardín que rodea la casa propuesto por la normativa.

El programa de vivienda en sí es usual (cocina, estar-comedor, baños, dormitorios y estudio) y se decide junto con los clientes que desarrollarlo todo en planta baja es lo más adecuado.

La "vivienda", de muros de carga, se sitúa dentro de la parcela acercándose al máximo al lado oeste, donde unos patios que penetran en su interior generan las habitaciones y llevan luz al corazón de la vivienda. Se separa del sur para permitir un aparcamiento al aire libre y un acceso desahogado desde la calle. Al norte, mediante un voladizo se matiza una terraza privada para la habitación principal y se separa lo máximo posible del este para tener un patio que recorra longitudinalmente toda la parcela y al que volcar la zona de día de la vivienda.

Como contrapunto al volumen horizontal y para conseguir una zona de sombra sobre el patio se construye un pórtico de hormigón de siete metros de altura que naciendo de la construcción sale sobre el jardín acercándose a los límites este y sur. En planta alta se propone una celosía para matizar el potente sol del sur. Y una escalera que se apoya en el pórtico nos llevará al estudio situado sobre la construcción baja.

El propósito fundamental de este proyecto es, por tanto, entender la totalidad de la parcela como la vivienda, y no, una vivenda dentro de una parcela. En este sentido, solo existe un patio entendido en el sentido más tradicional del término, concebido como un tapiz de madera, tierra cocida, césped, agua y sombra.