El concurso se desarrollo por nuestro estudio en el verano del 2006, y tuvimos la suerte pasar dos cortes hasta llegar a ser uno de los tres finalistas que optaban a ganar el concurso de ideas, para terminar en un digno segundo puesto. Aquí rescatamos un pequeño extracto de la memoria del concurso donde veníamos a mostrar cual era nuestra actitud ante el proyecto y cuales eran los elementos inspiradores de la propuesta.
ACTITUD ANTE EL PROYECTO
Nos enfrentamos al proyecto con el firme propósito de que la mano del arquitecto no se vea. Imaginamos un edificio que cuando se construya pareciese que llevase el lugar toda la vida. Será necesario que la arquitectura no tenga presencia, que se integre con el medio.
No tuvimos ninguna idea preconcebida sobre como debía ser el edificio, quisimos evitar cualquier tipo de forma. Los volúmenes y espacios debían ser una consecuencia de nuestros pensamientos y no de nuestros gustos.
Fue el paisaje quien nos contó como debía de ser el proyecto. Intentamos sorprendernos a nosotros mismos. Quisimos hacer un paralelismo de una idea vital con una manera plantear arquitectura. Pensamos que en la vida ninguna tiene que ser inamovible, que fuese lo que debiese ser, y si somos capaces de estar de acuerdo con las cosas que nos van viniendo, habremos dado un paso de gigante para conquistar pequeños espacios de felicidad.
Parece evidente que la manera de enfrentarte a un paisaje como este, es desde un compromiso con la naturaleza. No intentamos ponerle fronteras. Nos aproximamos al proyecto desde el respeto por el lugar.
Si en la naturaleza no existen limites por que íbamos a ponerlos nosotros.
Tampoco existe en la naturaleza la superficie plana (es uno de los primeros y más eficaces inventos del hombre) ni la línea recta. En ella habitualmente nos encontramos curvas y todo atiende a una lógica de funcionamiento, nada es porque si.
ELEMENTOS INSPIRADORES
TOPOGRAFIA
El terreno tiene una topografía marcada y con unas cotas definidas. Nos aprovecharemos de ellas (genus locci) y el proyecto se irá adaptando a la topografía.
Las curvas de nivel se confundirán con nuestras cubiertas. El edificio se convertirá en puro paisaje. El entorno nos inspira a que el edificio sea como un accidente geográfico.
Nos encontramos con una serie de desniveles y le damos al edificio la responsabilidad de ir salvándolos, de manera que sea la arquitectura la que te vaya llevando de una cota a otra, hasta situarte en su punto más alto, en el que se encontrará un mirador que se vuelca sobre todo el paisaje lejano.
Existe un silencio estremecedor que llega desde la tierra. Un silencio a proteger.
VISTAS
Desde ese punto mas elevado, nos encontramos con una estampa clara de la imagen de las Bardenas Reales. A su vez, la orientación sur nos regala otro paisaje característico de la zona. El edificio intenta la potenciar estas percepciones.
Hacia el noroeste, nos encontramos una visión que nada tiene que ver con la potencia del resto de los frentes, por ello el proyecto da la espalda a esta orientación, coincidiendo con la dirección de los vientos de la zona.
Nos situamos en la zona sin hacer ruido, creando espacios tanto interiores como exteriores que respeten lo allí existente. Nos apropiaremos de los colores del paisaje para nuestro edificio.
VISTA DESDE CAFETERIA
La vocación del edificio es relacionarse con la escala lejana, es decir, transportar al espectador al paisaje mágico y único de las Bardenas Reales.
Para ello se diseñan huecos de gran envergadura en toda la orientación sur y sureste. Así nos encontramos con carpinterías que van enmarcando diferentes puntos de vistas.
VISTA DESDE AULAS
Se toma la decisión de no orientar todo el edificio a un eje sur estricto sino que la gran mayoría de los usos se orientan hacia el sureste.
En verano se protegerá del sol y del efecto invernadero, con vuelos en los forjados, mientras que el sol del invierno inundará todos los espacios de calor, color y luz.
Al ser usos cuya actividad comienza en las primeras horas de la mañana, consideramos que es mejor que el sol entre en ellos desde el alba.
VISTA DESDE COMEDOR
Los espacios son diáfanos y proponemos abundantes zonas de transición y recorridos. Espacios que dan vida al edificio.
La zona mas privilegiada, viene a ser el punto donde se ubica el bar – comedor. Consideramos que será el alma de la intervención y el lugar donde por excelencia se dará esa vida en común.
Desde ese lugar el terreno actualmente tiene una cota en la que se divisa una de las imágenes más características de las Bardenas Reales.
VISTA NORTE
En la única pared norte que abrimos grandes huecos viene a ser en uno de los comedores para poder disfrutar de las vistas de cabezos como Sanchicorrota. El hueco es potente y rasgado. Al ser de carácter horizontal traslada al espectador hacía la anhelada lejanía.
Al no ser grandes paños los que ocupan toda la fachada como sucede en el resto del edificio, las perdidas térmicas tampoco son importantes dentro del balance global del edificio.
VIENTO - SOL
El fuerte viento reinante nos hizo pensar en como protegernos de él y crear espacios donde su fuerza se minimizará.
El viento es constante con una velocidad elevada y en determinados momentos puede llegar a tener una gran potencia. Por ello no resulta cómoda su presencia.
Pensamos que su fuerza se podría utilizar como energía renovable para el propio edificio, por ello domesticar el viento viene a ser uno de los objetivos del proyecto.
La intervención busca el abrigo del sol, no el sur puro, sino una orientación sureste, que hará que desde las primeras horas de la mañana el sol invada el interior del edificio."