Beatriz Preciado[1] nos propone cartografiar el archivo de Re.act.feminism. A performing Archive que llegó a la Fundación Tapies a finales del 2012. El resultado fue el proyecto colectivo que titulamos, con cierta ironía, Reperforming the Archive , a Feminist Act y que fue presentado en el Congreso de Cartografía Crítica del arte y la visualidad en la era de lo global que tuvo lugar en Barcelona, en abril el 2013.
El archivo Re.act.feminism estaba formado por una serie de videos que registraban performances realizados por mujeres en la segunda mitad del s.XX.
El grupo con el que trabajo se compone de socióloga, una bailarina de ballet clásico, una actriz y abogada, una performer, una artista plástica una antropóloga y una arquitecta. Nos ponemos el nombre de otresmucheres, siendo mucheres un neologismo que proviene de "muchas mujeres", por la composición que por casualidad se da en el grupo.
Nos proponemos cartografiar los lugares físicos en los que se desarrollan las performances y las problemáticas que se activan en cada espacio. Empezamos un trabajo riguroso y sistemático creando fichas de cada acción que se emprende en un espacio reconocible. Advertimos una extensión de las problemática desde lo doméstico hacia lo urbano, aunque lo doméstico nunca deja de ser tema de reflexión; un cuestionamiento sobre los lugares de producción, un cuestionamiento de la frontera entre lo público y lo privado que aparece como ficción y una denuncia de la falta de afectos en/ con el entorno.
Pero llegados a este punto, el trabajo analítico parece insuficiente para cartografiar el archivo, no puede abarcar su aportación más valiosa ya que ésta se transmite a partir de su formato, la performance. No podemos analizar aquello que nos parece más transformador y que reside en la capacidad de conmover y su potencial de cambio. Yendo cada vez más lejos en esta idea, ya no nos parece operativo cartografiar el archivo, queremos activarlo. En ese momento necesitamos dejarnos atravesar por las performances, queremos comernos el archivo, que nuestro cuerpo digiera las experiencias, que una parte de él pase a formar parte de nuestro cuerpo aunque otras irremediablemente se desechen. El trabajo se convierte en un acto de antropofagia, reperformamos el archivo.
El proceso de trabajo es colectivo aunque de forma individual, en algún momento cada una tenemos que poner nuestros cuerpos.
Resultan 4 videos.
"Ding, ding"[2]. Una de nosotras recuerda como su abuela le obligaba a sostener una moneda entre las rodillas para entrenar a su cuerpo a sentarse con las piernas totalmente cerradas. Esta gimnasia domestica su estar-en-el-espacio, la entrena para adoptar la posición del pliegue, de la contención, incluso dentro de su vivienda. Crea la ficción de una mirada externa, que la castigará si separa las rodillas y la moneda cae, golpeando el suelo, y avisando a su abuela de la infracción cometida. La casa se convierte en un panóptico[3] virtual desde donde somos observados. Nos planteamos si realmente la privacidad es una característica del espacio doméstico.
Ante esta situación, la performance se plantea como un acto de despliegue y apropiación del espacio. Los cuerpos que participan abren las piernas y dejan caer las monedas. Con este movimiento se descomprimen y se expanden. El ejercicio se repite varias veces, como ejercicio para corregir la postura anterior. Dejamos caer la moneda cada vez desde una altura mayor para hacer más ruido, con más decisión.
"Salario Fantasma"[4].
Lo que sucede en una cocina, corazón del espacio doméstico, va desde guisar al trabajo sexual. La cocina es uno de los focos de producción de la domesticidad, de sostén de nuestra estructura económica y de la construcción urbana que ésta permite. El trabajo en ella, sin embargo, está devaluado, desvinculado del resto de infraestructuras laborales y salariales. La denuncia que en este video empieza en la cocina, sale a la calle, en una segunda parte, para reclamar su papel político en la puerta de una sede bancaria de Paseo de Gracia.
"Visitors (remake)"[5]
La performance muestra la extrañeza que puede producir la ciudad en sus propios habitantes. Esa distancia puede usarse estratégicamente, para actuar en ella como si nos fuera desconocida, al margen de sus códigos. Redescubrimos en esta acción, una ciudad otra, libre de sus marcas, a la que podemos acercarnos como por primera vez, para crear con ella nuevos vínculos afectivos.
"En el tren"[6].
La reapropiación del espacio público se da ahora en un vagón de tren, espacio acotado con unas reglas de comportamiento muy definidas que aquí, deliberadamente, se ignoran.
[1] Este proyecto se desarrolla en el taller Tecnologías del Género impartido por Beatriz Preciado en el PEI 2012-2013.
[2] A partir de un idea de Joana Rosas, participan : Heura Posada, Mª Fernanda de Mello, Ana Cadena, Joana Comas, Mª Luisa Ortiz, María García-Ruiz, Amelia Vilaplana, Joana Rosas
[3] FOUCAULT, Michel: Surveiller et Punir. Naissance de la prison. Mesnil-sur-l'Estrée: Gallimard Ediciones, 2011.
[4] A partir de un idea de Heura Posada, Ana Cadena y Amelia Vilaplana, tributo a Semiotics of the Kitchen de Martha Rosler y Vaso de Leche (200x), de Cecília Vicuña.Participan
[5] Tributo a Visitors de Chicks on Speed. Participan, Mª Fernanda de Mello, Mª Luisa Ortiz, María García-Ruiz, Matsue Ono y Mª Eduarda Ramos.
[6] Tributo a Paralyzed (2007) Klara Lidén. Partcipan Matsue Ono y Heura Posada.