En una parcela de cuatro metros de ancho, ubicada en la trama residencial de casas unifamiliares de principios de siglo XX, se construyó un edificio bifamiliar.
La escasez de superficie de la planta, de aproximadamente 55m2, llevó a desarrollar las viviendas en un dos dúplex.
El principal reto a afrontar era la coexistencia en planta de dos escaleras: la que unía el dúplex interiormente y la comunitaria.
Optimizamos la escalera comunitaria compensando los escalones y la colocamos perpendicular para no penalizar el ancho de la parcela. Un trabajo en sección permite la entrada de luz en diagonal desde cubierta hasta la planta baja.
En una parcela de cuatro metros de ancho, ubicada en la trama residencial de casas unifamiliares de principios de siglo XX, se construyó un edificio bifamiliar.
La escasez de superficie de la planta, de aproximadamente 55m2, llevó a desarrollar las viviendas en un dos dúplex.
El principal reto a afrontar era la coexistencia en planta de dos escaleras: la que unía el dúplex interiormente y la comunitaria.
Optimizamos la escalera comunitaria compensando los escalones y la colocamos perpendicular para no penalizar el ancho de la parcela. Un trabajo en sección permite la entrada de luz en diagonal desde cubierta hasta la planta baja.
Para minimizar la sensación de estrechez, el núcleo húmedo se adosa a una de las medianeras dejando la otra libre para apoyar la escalera interior de un tramo, aumentando de esta manera la riqueza espacial del corredor. Aún siendo las escaleras muy diferentes, una ligera y metálica y la otra pesada y de obra, se detallaron zanquines y barandillas para que tuvieran el mayor protagonismo visual.
La organización de las viviendas se rige por criterios de funcionalidad. Los dormitorios se vinculan al espacio tranquilo del patio interior y permiten que las salas gocen de la luminosidad y la amplitud que les ofrece la calle peatonal.
La principal motivación arquitectónica que promueve la composición de la fachada es la reinterpretación del hueco. Basándose en las antiguas molduras que adornaban jambas, dinteles y antepechos de ventanas, se propone realizar un marco que sobresale del plano de fachada dándole mayor profundidad.
El proyecto se materializa con ladrillo cara vista colocado con un aparejo a la largo sin junta vertical, enfatizando su horizontalidad y corrigiendo la excesiva esbeltez de la fachada. Sobre esta superficie sobresale el encintado realizado con prefabricado de hormigón blanco que delimita los huecos. El mismo prefabricado aparece en los dinteles de las ventanas de la fachada interior y sirve además de elemento de protección solar.
La planta baja, entendida como zócalo, se forra con cerramientos metálicos que resuelven tanto la puerta del garaje como las cancelas de los contadores, mientras que la puerta de acceso de cristal se rehúnde para proteger el acceso peatonal.