El proyecto se concibe como la construcción de una casa dentro de otra casa. Es decir, se parece más al proceso de construir una vivienda unifamiliar que al de una reforma interior, ya que tiene su propia estructura, cerramientos e instalaciones.

El espacio de la “nueva vivienda” se compone de 10 forjados situados a a diferentes alturas que responden al nuevo programa demandado por el cliente, comprimiendo o expandiendo el espacio según la actividad a desarrollar.

Por ello las diferentes alturas responden a los diferentes usos.

Para la sujeción de dichos forjados se plantea una estructura de acero blanco completada por planos de madera de pino, que unas veces apoya en la estructura del suelo existente y otras, cuelga de la estructura vista del techo.

El volumen permite por lo tanto el desarrollo de actividades a diferentes escalas, ofreciendo espacios de intimidad y espacios grupales a su vez.

Los niveles o estratos muchas veces funcionan a modo de muebles que cambian el uso del espacio que generan, estando siempre vinculados por escaleras o por pasos cortos.

Queríamos que dicha estructura fuese lo más delgada posible por lo que tenía que ser metálica. La estructura es un perfil metálico lacado en blanco de 8x8cm con todas las instalaciones ocultas por dentro de la misma. El resto de materiales se escogieron para mimetizarse con parte del suelo de pino ya existente y el color blanco de las paredes.

Los diferentes grados de privacidad de la vivienda se consiguen con los grados de opacidad de los cristales que sirven de cerramiento de dicha estructura, en su mayoría transparentes, pero convirtiéndose en opacos o traslúcidos según la necesidad.