La estructura de una nave en un polígono industrial jienense se transforma mediante actuaciones mínimas en un lugar en el que se crean las condiciones idóneas para poder disfrutar del contacto social alrededor del tabaco y otras sustancias. La aparente desnudez interior de la nave se veía alterada por la ubicación de un bar dentro de ella pero ajeno a la propuesta. Estas condiciones de partida, sumadas a los pocos medios económicos de los que se disponía, han condicionado las actuaciones y materiales elegidas.

Interiormente la nave es pintada íntegramente en negro a modo de caja cerrada sólo alterada mediante unas fisuras longitudinales de iluminación en cubierta donde se potencia la fenomenología sensorial más allá de la dictadura de la visión. Sobre el pavimento actual se realiza un gran zócalo en el que se ubica el jardín central y en el que se excavan las burbujas aisladas de luz y humo. Previo al acceso a este zócalo elevado, una gran barra corrida realizada en el material del pavimento, se convierte en recepción y zona pública de estancia ajena a la zona de fumadores interior. A través de una rampa y velada por una cortina de tubos transparentes se da acceso a la zona más privada del club.

La zona central es tratada como un gran jardín cubierto, con plantas  compatibles con las condiciones interiores, en el que entre la tierra de cultivo aparecen excavadas en el suelo bancadas circulares que son la base de las burbujas privadas para fumar conectadas mediante unos caminos zigzagueantes sobre el sustrato vegetal. En torno a este jardín central se ubican los servicios de bar/cafetería, aseos y fondo de ocio que puede ser ampliado a zona de espectáculos o conciertos para un aforo de unas 70 personas.

Sobre el jardín interior se coloca una rejilla de mangueras transparentes descolgadas de 7,5 m de longitud formando una trama romboidal de 8cm de separación en la que tubos de 25 mm de diámetro van siendo cortados a diferentes alturas para configurar burbujas interiores en las que poder fumar de manera más privada. Esta división virtual del espacio en las burbujas de luz y humo general una sucesión de efectos visuales al ir variando su densidad e ir velando las visiones a través de las paredes de los tubos transparentes y del humo que queda atrapado en su interior. Estos kilómetros de tubería descolgada son utilizados como pipas de agua para fumar y como luminarias al introducir en su interior cables de fibra óptica permitiendo generar paisajes cromáticos variables además de unos niveles de iluminación muy controlados. Puntualmente, dada la flexibilidad de ocupación de los espacios, esta iluminación se ve potenciada mediante focos ubicados en el sustrato del jardín.

Sobre la cubierta interior del bar, que comparte la nave, se sitúan las oficinas y salas de reunión del club utilizando técnicas tradicionales de cultivo como elemento constructivo. Se emplea una estructura de invernadero de tubo similar a las utilizadas en los viveros y jardines de la zona dada su economía y ligereza para no sobrecargar una estructura con defectos ya presentes.

Desde la contemporaneidad, utilizando técnicas ampliamente conocidas en la zona, se acondiciona un espacio en el que se rememora una atmósfera que es la que se mantiene en el recuerdo de los antiguos clubes sociales, centro de la vida cultural y de ocio de cada época.