Entiendo la arquitectura como una disciplina que integra aspectos técnicos y artísticos, y con una clara vocación de servicio social. El arquitecto no debe hacer política, sino resolver problemas y ser un referente social. La complejidad creciente de la arquitectura, la maraña legal y la innovaciones tecnológicas, exigen que el arquitecto trabaje en equipos multidisciplinares, pero creo firmemente en que hasta donde las competencias lo permitan, deben estar integrados por arquitectos. La especialización es el único camino posible para adaptarse al futuro, y reformular el rol tradicional del arquitecto. Pero es una especialización que parte de nuestra formación generalista en diversas áreas de conocmiento y específica en el hecho edificatorio. Además debemos poner en valor nuestra capacidad de organización y gestión de equipos de trabajo. En el campo profesional, no tiene sentido especializarse exclusivamente por la vía teórica de posgrados, ni basarlo todo en la experiencia. De modo que hay que reciclarse continuamente pero aplicar dichos conocimientos, que de otro modo quedan arrinconados en algún lugar de la memoria.