EL RETORNO A LA ESENCIA DEL SER

El hombre ha creado una sociedad y un estilo de vida donde lo primordial para “ser” es “tener” y no nos damos cuenta de que estamos metidos en un remolino que consume todo nuestro tiempo, alejándonos de las raíces de nuestro propio ser primigenio y felicidad.

¿Cómo podemos como individuos aspirar al cambio social, si no somos capaces de generar las condiciones necesarias para nuestra propia expresión y nuestra propia felicidad?

El hombre, como ser natural, para verse envuelto de su verdadera esencia, se ve obligado a volver al que fue su origen, para que cuando abra los ojos y se vea claramente, se vuelva obvio que no hay otro tiempo que este instante, y que el pasado y el futuro son solamente abstracciones sin una realidad concreta.

La búsqueda del silencio, de la meditación, del ser, no es un asunto fácil, por ello, debe ser delicada la llegada al espacio, oculto entre la naturaleza, y que apenas se muestra la entrada por una grieta sombría. Apenas entra, la grieta fluye hasta que desemboca en un espacio de mayor dimensión, donde se empieza a sentir libre, y ve la necesidad de avanzar a alguna de las plataformas.

Apenas permanezca en silencio durante un rato, llegará el momento en el que se encuentre suspendido, fuera de la escena, todo le pertenece, el silencio lo envuelve todo, el ambiente pasa a ser parte de él, la piel se le eriza, la respiración se pausa; y es en ese momento, cuando sus ojos deslumbran, tras ser invadidos por esa luz oculta desde el principio que buscaba convertirse en inspiración. Vuelve a salir su ser de dentro, buscando poder ser vivido o expresado.