Habitar

Habitar es vivir. Es conocer un espacio, entenderlo y hacerlo propio. Habitar es dejar un rastro a través de los objetos y la memoria, de aconteceres, rutinas, ritos y rituales que nunca acaban, se construyen y reconstruyen nuevamente. “Habitar es dejar huella” decía Iván Illich en 1988.

El espacio habitable es el resultado de la interacción de varias personas. Es la construcción contínua que pertmite que un lugar o un espacio nunca sea vivido del mismo modo. Dado que siempre está en constante cambio, a medida que se transforma el entorno también se transforman las personas, sus circunstancias, cotidianidad y, a la postre, la manera de habitarlo.

Compartir / aportar

La tenencia es circunstancial y la aportación de cada uno a la sociedad es subjetiva. Sin embargo, hay cualidades que sí poseemos: en este caso los usuarios colaboran en el proyecto con su ingenio, fuerza o creatividad, contribuyendo a la creación de un lugar de todos y para todos.

La visita al proyecto no solo implica caminar entre las celdas enladrilladas. También invita a participar de manera activa en su construcción. Ceden así los usuarios sus aptitudes en favor de un bien común, compartiendo la ambición de crear un lugar colectivo pero también personal, sujeto a la interpretación de cada uno, en constante cambio pero atemporal, de todos, de nadie, conocido pero único. *