La Ciudad Mestiza
En “Introducción a una poética de lo diverso”, el poeta martinico Édouard Glissant nos introduce su “teoría del rastro”, que plantea que las raíces puras no existen y que es imposible rastrear los orígenes de ninguna cultura, debido a que el intercambio de conocimientos, y por lo tanto de influencias en las estructuras de pensamiento y desarrollo de las sociedades es tan antigua como el hombre. El Quechua comparte 2000 palabras con el Finés, que significan lo mismo y se pronuncian igual, entre ellas la palabra Güagüa /WaaWaa, que nosotros utilizamos en vez de Bebé/baby.
En el caso de América, una enorme isla azotada por las olas, receptora de influencias, como la define Glissant, el mestizaje se produce por la naturaleza receptiva de nuestra geografía, que recibe tanto a africanos despojados de su identidad y reducidos simplemente a “negros” despojados de su lengua en los barcos esclavistas, luego de narrativas épicas de conquista europea sobre territorios indómitos y salvajes de distinto carácter, conflictos animistas y religiosos, civilizaciones quiméricas sobre las cuales se insertan ciudades con geometrías militares trazadas miles de años antes por un imperio desaparecido.
América es un continente fantástico, en el sentido de la narración y la construcción de la fantasía de lo posible, al que viene Le Corbusier con la esperanza de construir el espíritu de su tiempo, y que inventa el rascacielos en Chicago y que los europeos piensan sin construir entre 1900 y 1939 y que encuentra su paradigma en el alemán Mies van der Rohe, quien lo perfecciona convirtiéndolo en la síntesis física de las estructuras de trabajo y la empresa en el siglo XX.
Hoy las ciudades americanas viven la contradicción entre sociedades que luego de 500 años de influencia europea, reconocen las demandas de sus habitantes mestizos. La foto del presidente Boric junto a Mahani Pakarati, jefa de protocolo del gobierno de origen Rapa Nui, o la asistencia a la comisión constituyente de los representantes indígenas en sus ropajes ceremoniales, evidencian la necesidad de nuestras sociedades de abrazar el mestizaje en todos los aspectos de nuestra vida cotidiana y también y especialmente, en la construcción física de nuestros modos de vida.
En esta sexta sesión de Diálogos públicos desde lugares privados, se cuenta con un panel extraordinario para comprender y conversar sobre el mestizaje y entenderlo como un fenómeno que ha definido la arquitectura y ciudad latinoamericana en los últimos 500 años.
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