Apostamos por desarrollar una arquitectura en la que se conceda especial importancia a las primeras fases del proyecto. Los momentos en los que el trabajo en el estudio consigue aglutinar todas las disciplinas relacionadas con la arquitectura hasta alcanzar el producto final. Decidir cómo concentrar la solución del proyecto en una idea que establezca las conexiones entre las partes. Nos interesa conseguir un trabajo que admita y resista el proceso de construcción, que aguante bien en el papel y que aguante cuando intervienen otros agentes.

 La dificultad en la consecución de este objetivo nos lleva a entender la profesión como una carrera de largo recorrido, en la que quizá habrá obras que no reflejen nada y sin embargo el conjunto de todas ellas puedan ir enlazándose como una sucesión de “aciertos a medias y fracasos a medias”. Nos parece importante enlazar y relacionar todos los trabajos, evitar una manera específica en cada intervención, conseguir sintetizar contexto, uso, composición y construcción.

 Pretendemos que nuestros edificios sirvan para el uso y disfrute del usuario, que valoren y aprecien las “preexistencias ambientales” del lugar transformándolas en atributos de la nueva obra, que tengan vocación de servicio y permanencia.