arrow-circle-down arrow-circle-left arrow-circle-up arrow-down arrow-left arrow-line-right arrow-right arrow-up ballon close facebook filter glass lock menu phone play point q question search target twitter
X

Centro de Documentación / Ciclos

El cine y la arquitectura según Fritz Lang

Fritz Lang ha sido uno de los cineastas cuya filmografía presenta más vínculos con la arquitectura. Posiblemente esta circunstancia sea debida al haber tenido un padre arquitecto y al haber empezado los estudios de arquitectura, el hecho es que en sus obras se pueden reconocer referencias al expresionismo, al futurismo y una gran fascinación por la metrópoli moderna con su paisaje físico y humano. El retrato de la ciudad en sus películas se realiza a veces capturando su carácter misterioso e inquietante, a través de las tomas desde lo alto de las calles vacías de M, el vampiro de Düsseldorf (1931) o de la New York de los bares nocturnos y vagones de trenes de Scarlet Street (Perversidad, 1945), otras veces a través de sus habitantes: vendedores ambulantes, predicadores, niños que miran los escaparates, mendigos, buscavidas y prostitutas.

A pesar de que el gran escritor de ciencia ficción H.G.Wells definiera Metropolis  como “la película más estúpida que nunca se hubiera hecho”, casi un siglo después esta obra de Fritz Lang sigue ejerciendo sobre nuestro imaginario una influencia extraordinaria. Poco importa que nuestras ciudades no se hayan convertido en una visión gigantesca de la Manhattan de los años 20, o que la tecnología haya acabado por integrarse para siempre en nuestra vida cotidiana. La visión de los rascacielos de Metropolis, con sus puentes colgando y su trafico aéreo, sigue representando visualmente nuestra idea de ciudad del futuro, una mezcla de las visiones urbanas de Sant’Elia y de las pesadillas de H.G.Wells.
Con la publicación del nuevo libro de la colección La Cimbra El compás y la cámara. Estudios sobre Fritz Lang, (Fundación Arquia, abril 2020), Manuel García Roig plantea una lectura del carácter arquitectónico del cine del autor alemán, invitando a descubrir su “mirada de arquitecto” en películas como su obra maestra M, el vampiro de Düsseldorf (1931) o en las que filmó una vez emigrado en EEUU, como Scarlet Street (Perversidad, 1945) y The Big Heat (Los sobornados, 1953). Como indica Roig, aunque la etapa alemana del director sea sin lugar a dudas la más celebrada por sus conexiones con la disciplina de la arquitectura, una mirada más atenta a la filmografía posterior del director puede hacernos descubrir cómo esta relación sea mucho más rica y compleja: “la cuestión esencial por la que un cineasta se manifiesta como arquitecto (es decir planifica desde un punto de vista semejante a cómo lo hace éste cuando proyecta), es la puesta en escena” (1).
En Le Mépris (El desprécio, 1963) Jean-Luc Godard le rindió homenaje haciéndole interpretar el rol de sí mismo, un director de cine que está rodando la Odisea, cuyo rodaje en parte es realizado en la celebre Villa Malaparte de Capri. Le Mépris tiene varias claves de lectura, desde el proceso de distanciamiento de la pareja Piccoli-Bardot, hasta la reflexión sobre las exigencias de la industria cinematográfica y la ética del director de cine. Estas últimas consideraciones son tratadas de manera más explicita por Lang y Godard en una entrevista que realizó André S. Labarthe: Le dinosaure et le bébé. Dialogue en huit parties entre Fritz Lang et Jean-Luc Godard (1967). El filmado es rico en  detalles sobre sus técnicas de rodaje – la improvisación del bebé-Godard contra la preparación perfeccionista del dinosaurio-Lang -, el funcionamiento de la censura en países como Francia y EEUU, la función social del cine y su ser un “arte de masas”, la relación de los cineastas con la recaudación de sus películas y la necesidad que éstas tengan un sentido crítico. En una escena de Le Mépris, poco después de que el empresario representado por Jack Palance sintetizara su filosofía diciendo: “cuando oigo la palabra ‘cultura’ saco mi talonario”, el personaje de Fritz Lang recuerda una frase de Bertold Brecht, aludiendo a Hollywood: “Cada mañana para ganarme el pan, voy al mercado donde venden mentiras y, lleno de esperanza, hago cola junto a los vendedores”. Y creo que no hay mejor manera de describir el trabajo de un cineasta.
(1) Manuel García Roig, El compás y la cámara. Estudios sobre Fritz Lang, Fundación Arquia, 2020, p.15.

Recursos

Todo este conjunto de recursos nos ofrecen un panorama mucho más complejo e intenso.

 

Recurso CD
El compás y la cámara
Estudios sobre Fritz Lang = O compasso e a câmara : estudos sobre Fritz Lang
Ficción
Recurso CD
Recurso CD
Le dinosaure et le bébé
Dialogue en huit parties entre Fritz Lang et Jean-Luc Godard

Cuando el cine se adelanta a la arquitectura: proyectos visionarios en las pantallas

No tiene sentido plantear que las pantallas sean el sitio donde pueda verse lo que va a suceder en el futuro. La ciencia ficción cinematográfica, como la literaria, emplea el futuro para explicar y analizar el presente en que fue planteada (...) Jorge Gorostiza
Ver

Ciudades Fílmicas: Arquitectura  ficcional

por Susana Golf 

El cine ha levantado edificios, ciudades y universos enteros para imaginar el futuro. La arquitectura ficcional y la real se entremezclan.

Algunos inmuebles de película se basan en las escuelas clásicas, otros se construyeron mirándose en la pantalla

Ver
Daniele Porretta

Daniele Porretta es arquitecto y doctor en Teoría e Historia de la Arquitectura por la ETSAB-UPC. Ha sido colaborador habitual de diferentes instituciones, como el CCCB y la fundació Mies van der Rohe, y es profesor en ELISAVA Barcelona