Cualquier ciudadano berlinés decidido a acceder a un patio de manzana cubierto por altos tilos ,una pareja mayor con un perro y un hijo que vive en el extranjero, cuatro estudiantes Erasmus de Arquitectura, Economía, Música y Matemáticas, comparten un mismo espacio. Sin embargo, lo hacen de formas muy distintas: la pareja y los estudiantes lo ocupan de manera estática, lo habitan, mientras que los paseantes lo recorren. Estas dos realidades no solo coexisten, también se retroalimentan, adueñándose cada una de ellas de un límite: una medianera transporta a los vecinos, la otra a la luz. El acceso al patio da también acceso a las dos viviendas. La 35a se desparrama en planta primera hacia la calle y el interior de manzana, descomponiéndose en estancias y patios, unos para albergar a la pareja y al perro, y otros para transportar la luz a los paseantes. La 35b, se dispone de forma más dispersa en las siguientes tres plantas, deslizándose verticalmente, para que las estancias individuales de los estudiantes cuelguen de los tilos que se escapan del patio de manzana.