La propuesta no pretende ser un lugar, sino una experiencia vivida por una complejidad de “individuos extraños”.
Aquellos que cómo el flâneur de Baudelaire y Walter Benjamin realizan un deambular consciente e inquieto. Exploradores atentos a todas las impresiones que salen al paso, espíritus independientes y apasionados. Aquellos que lejos de cualquier hogar se sienten en casa en cualquier parte y que actúan movidos por una fuerza interior apenas explicable.
Capaces de idear experiencias fenomenológicas en espacios indecibles, que evitan toda preconcepción existente y que entienden el proceso como finalidad.
Personajes que viven en una eterna creatividad, en un tiempo suspendido en un instante de ingravidez.
Que son capaces de acceder a una nueva dimensión a través de la imaginación y la experiencia.
Se propone entonces una red de momentos yuxtapuestos, una multiplicidad de microcosmos que toman forma a medida que se van soñando, sin ninguna explicación ni dibujo previo.