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El 2 de enero de 2020 llegué a Londres. Pensaba que estaría aquí hasta principios de julio. Estamos a principios de diciembre y aquí sigo. Y encima he pillado el virus este. Un año rarito para todos, desde luego.
Cuando llegas a Foster+Partners te lo ponen fácil. El primer día nos dieron una charla enseñándonos los proyectos que se estaban desarrollando y recuerdo estar bastante fascinada porque me daba la impresión de que iba a trabajar para el futuro.
Cuando me llevaron a mi puesto de trabajo intenté refrescar todo el inglés que sabía en cuestión de segundos, pero resultó que el primer equipo con el que iba a trabajar estaba plagado de españoles.
En marzo la cosa se puso fea. Empezaron las medidas para afrontar el coronavirus.Tenía las manos agrietadas de tanto desinfectante y estaba preocupada porque se habían agotado en todos los supermercados. También nos llegaban las noticias de España, donde las restricciones aparecieron antes.Y bueno, decidí volver s España
La oficina no permite trabajar desde fuera de Reino Unido, pero por suerte me alargaron el contrato y pude retomar la beca en julio.
El 2 de julio volé a Londres otra vez. Ni la cuarentena que había que hacer al venir de España ni el teletrabajo frenaban mis ganas por reincorporarme.Cerca de la oficina está Battersea Park, y la verdad es que fue mi refugio durante estos meses de luz y calor.
En septiembre, empezamos a ir algunos días sueltos a la oficina. La verdad es que el teletrabajo no está hecho para mí. Si bien he sabido adaptarme, creo que el contacto cara a cara con otras personas a la hora de elaborar un proyecto ayuda mucho a mantener la motivación y la energía.
El 3 de octubre acabaron los 6 meses de mi beca arquia. Por suerte, mi contrato se ha vuelto a extender. Es muy gratificante sentir que te has sabido adaptar el medio, (o al menos eso parece).
Sólo tengo palabras de agradecimiento para mis compañeros de Foster+Partners y para la Fundación Arquia :)