En el corazón la ciudad de Olot, dando fachada al paseo Bisbe Guillamet, llamado también “El Firalet”, se sitúa una vivienda en esquina de planta baja, dos plantas piso y una buhardilla donde la intervención actúa en las dos ultimas.
Cinco volúmenes individuales organizan de forma abierta la planta interior, lo que permite un espacio continuo entre ellos, generando un paisaje que fluye en las tres dimensiones entre los bloques en busca de luz y permeable a los agentes atmosféricos.
En la ciudad de Olot, cerca del «Firal» y situada en el «Firalet», renovado por los arquitectos RCR, se sitúa una vivienda de planta baja, dos plantas piso y una buhardilla, donde la planta baja y primera desarrollan usos comerciales y la segunda uso de vivienda. Su condición urbana es en esquina, cerrando la hilera de casas que dan fachada al paseo del «Firalet», formando fachada también a un pasaje en pendiente de menor importancia que conecta con un parque superior y la tercera fachada da al patio posterior de manzana que pertenece a la finca.
La intervención se centra en las dos plantas superiores, la segunda y la buhardilla. El estado inicial es de una vivienda con una estructura interna de salas y espacios de pequeña dimensión, conectados entre si unicamente a través del pasillo. En la buhardilla, solo era un espacio de servicio y almacén de instalaciones obsoletas, unicamente accesible con una escalera de mano. La estructura existente es de bigas madera con el entrevigado cerámico, descansando en las paredes medianeras y de perímetro de la fachada, la mayoría en mal estado de conservación.
El proyecto nace de la convicción de crear un espacio abierto y fluido. Donde el espacio fluya entre las distintas salas sin la necesidad de un cerramiento y la luz sea el hilo conector entre ellas, ofreciendo atmósferas de luz y oscuridad. La estrategia es introducir cinco volúmenes individuales que organizan la planta y la vez son los servidores del espacio. En el centro, próximo a la medianera intermedia, se coloca el volumen del ascensor y frente a él, el volumen de la nueva escalera. Pieza a doble altura que conecta las dos plantas, dejando un intersticio entre él y la pared medianera desnuda. Enmarcando las vistas a la terraza interior y a un recorte del cielo para introducirlo en el interior.
A ambos lados de la escalera se organiza la planta, la zona de día y en el opuesto, la zona de noche. La zona de noche se organiza con dos volúmenes adosados a la medianera. Donde en su interior contienen los baños y el vestidor, volcados en un patio interior compartido. En los intersticios de los lados cortos de fachada, se colocan las habitaciones principales que disfrutan de todo el volumen interior sin necesidad de compartimentar.
En la zona de día se concibe como un espacio continuo, donde se pueden distinguir tres piezas, sala de estar, salón y cocina. El espacio es a toda altura, donde se cuelga un plano abstracto intermedio que define el acceso a la zona de día y a la vez es el estudio superior atravesado por el vació del espacio. En uno de sus lados, se encuentre el volumen suspendido de la chimenea, elemento organizador de salón y sala de estar, para dar paso a la joya de la vivienda, la terraza. Escondida y como final de la “promenade” interior, es un elemento exterior semi-cubierto con continuidad con el interior. Telón de fondo domestico, donde el espacio se escapa por el corte abierto en el techo, elemento de vida y vibración, donde la luz, agua y nieve son los actores del cuadro de contemplación.