Situado en el centro histórico de Portugalete, el local, de planta rectangular, llevaba mucho tiempo cerrado y en desuso. La fachada principal se encontraba tapiada y las ventanas de la fachada lateral, que dan a una cárcava, estaban cegadas, por lo que nos encontramos un local a oscuras.
El programa planteado por la propiedad es un espacio destinado a oficinas, con una zona abierta con distintos puestos de trabajos, tres despachos cerrados, una sala de reuniones y una zona de office y esparcimiento.
Nuestra propuesta ha consistido en crear un espacio visualmente diáfano, con elementos de vidrio y carpintería de madera para separar las distintas zonas, y en acentuar y poner en valor los elementos constructivos y espaciales preexistentes, como son la estructura de pórticos de madera, reforzados con perfiles metálicos y los muros de piedra.
La fachada principal se ha abierto creando un gran escaparate a la calle y se han recuperado los huecos existentes a la cárcava para dotar al espacio de iluminación natural.
Para ganar luminosidad se han pintado en blanco la totalidad de los techos y de las paredes, salvo las del baño y los despachos cerrados en las que se ha recuperado la piedra original.
El mobiliario se resuelve con bancos corridos de madera contrachapada y mesas del mismo material, que junto con la carpintería de los elementos de separación se crea una unidad del espacio.