Decisiones del proyecto
Existen dos decisiones principales que vertebran el proyecto. En primer lugar, se pretende re-descubrir Las Atarazanas, poner en valor un espacio olvidado por la ciudad y devolvérselo en esencia y potenciado. En esta línea, se decide ceder las dos primeras naves y convertirlas en una gran plaza pública cubierta en continuidad con el trazado de la calle Dos de mayo.
La segunda decisión de proyecto, tan decisiva como la primera, es recuperar el tiempo de Las Atarazanas, primando su origen como edificio fabril, naves de astilleros en relación directa con el Río, frente a los usos urbanos que se le asumen con posterioridad y que desvirtúan la sinceridad de un espacio rotundo consistente exclusivamente en la sucesión de arcadas paralelas abiertas al río y cubiertas por un elemento ligero.
De este modo, recuperar la cota original de las naves se convierte en el principal gesto del proyecto.
Descender hasta ese nivel original -5metros, no sólo nos permitirá descubrir la espacialidad real del edificio o entender las dimensiones de sus arcadas, sino que además nos facilita el tránsito entre la cota de ciudad y la cota industrial, como cota de creación, de producción -de la producción naval, a la creación artística-.
El nuevo volumen de cubierta
En todo el proyecto están siempre presentes tres cotas:
LA COTA URBANA. Es la cota actual, la cota de la ciudad, es el nivel de las calles que rodean y penetran en la plaza pública propuesta. Esta cota coincide con el arranque de los arcos de las distintas naves.
Es el nivel último de los rellenos que han dado al edificio su presencia urbana.
LA COTA ORIGINAL. Es la cota del edificio en su construcción, es la cota asociada al uso como astilleros, y por ello, la cota prácticamente del río. Era el suelo original de la zona del Arenal, un suelo anegable.
Es el nivel vinculado a la creación, a la producción, y donde se reconoce la espacialidad original de Las Atarazanas más primitivas.
LA COTA DE CUBIERTAS. Es nivel que se apoya sobre las líneas de coronación de las arcadas. El nivel que queda sobre el volumen original de las naves, fuera de éste.
Históricamente ha sido la última cota conquistada, y para nosotros se presenta como la cota más contemporánea. Es la cota en la que el edificio ha buscado sus últimos crecimientos.
Por todo ello, esta tercera cota, la cota de cubiertas, es el nivel en el que manifestar nuestra intervención, es una cota de libertad frente a las otras dos que son niveles de re-conocimiento.
El volumen propuesto en cubierta, es una pieza única, continua; que si bien posee una independencia parcial frente al resto del edificio, no pierde de vista en su lógica formal lo que sucede bajo ella, la estructura de las arcadas sobre las que se apoya.
La envolvente cerámica
El volumen de cubierta se presenta con una envolvente continua en la que el acabado cerámico envuelve toda la pieza adjetivando tanto sus planos verticales de fachadas como los paños reglados de cubiertas y cara inferior. Esta continuidad de la envolvente, sólo rota en los patios interiores acristalados, dota a la pieza de unidad volumétrica; a la vez que el uso de la cerámica nos aproxima en tonos y textura a una tectónica armónica con la materialidad de las naves de Las Atarazanas.