Se propone la limpieza exhaustiva de la plaza, para recuperar el límite mural que guardaba las razones geométricas con el templo. Se interviene considerando dicho límite como telón de fondo del Templo de Diana; un lienzo para destacar y disfrutar de las sorprendentes columnas del edificio romano que, después de tantos siglos, vuelve a ponerse en valor.

DIÁLOGO DE FUNCIONES
El perímetro de la plaza absorbe los usos (auditorio, oficinas, salas polivalentes…) que interrelacionan el conjunto de restos arqueológicos con la ciudad y completan las infraestructuras del futuro Centro de Interpretación.
La plaza sirve como medio conector de todas estas funciones. El muro de vidrio se hace permeable a las personas, a la luz y a la visión, y aloja las actividades que participan de sus propios espacios y que recogen como protagonista, matizado a través del vidrio, el templo de Diana.

DIÁLOGO DE TEXTURAS
Sencillez y claridad como criterios que definen el proyecto. La elección de materiales neutros potencia la belleza y protagonismo del templo romano. La piedra en el suelo y el vidrio en el aire.
El vidrio es el cúlmen de una superposición de capas. Desde el tratamiento de la medianería hasta el muro final de vidrio se van componiendo las diferentes texturas. Vegetal y blanco encalado para los grandes paños de las medianerías, vidrio y acero u hormigón para los usos intersticiales y finalmente el muro de vidrio matizado.
La lectura de capas no es unívoca, sino que repercute al observador desde cualquier posición. La luz solar y las sombras, la iluminación artificial y las proyecciones añaden una nueva capa, que siendo efímera, contribuye a unificar el aspecto general del conjunto.

DIALOGO DE ÉPOCAS
La sólida arquitectura romana puede interaccionar con la arquitectura de nuestro tiempo. El proyecto de acondicionamiento del entorno del templo de Diana quiere poner en valor el objeto monumental pero, sobre todo, pretende devolverle la utilidad urbana que perdió a lo largo del tiempo.