Debemos desarrollar un restaurante con cocina a la vista, capaz de albergar una colección de "herramientas básicas" y que solamente ocupe una superficie total de cuarenta metros cuadrados.
Entendemos que el proyecto se reduce a ordenar, organizar ese conjunto de piezas y herramientas, un inventario que se completa con el resto de objetos necesarios en el restaurante.
Como si de tratara de un almacén, construimos una estantería que se ocupará de dar un lugar especifico a cada objeto inventariado.
Según van apareciendo las distintas partes de la estantería, los objetos van encontrando su lugar, al mismo tiempo que el espacio del local se va estructurando como si se tratase de un elemento más de la ecuación.
La estantería se convierte en un elemento que ordena y organiza, pero que también es capaz de filtrar la información que recibe el cliente. El conocer absoluto nos desencanta, por eso producimos una cocina abierta con gradación en el nivel de exposición al público. Nuestra estantería y los objetos colocados en ella actúan como filtro, ocultando y mostrando la acción.
Cada elemento ocupa un lugar especifico dentro de los 40 metros cuadrados y al mismo tiempo que encuentran su posición, por proximidad se van creando asociaciones de objetos, relaciones que consiguen cualificar y diferenciar pequeñas zonas del local, de esa forma aparece el espacio del camarero del cocinero o del asistente.
El proyecto se completa con la zona destinada al público, el espacio residual que no ocupa la estantería es el area de comedor. Para dotarla de mayor personalidad y flexibilidad de uso, se diseñan y producen unos taburetes que inspirándose en el tocón tradicional son capaces de apilarse de dos en dos, dando lugar a una nueva pieza que cumple las funciones de taburete alto o mesa.