Objetos geométricos técnicos.

El proyecto combina el uso residencial, el industrial y el de coworking. El espacio inicial se construye con una geometría rectangular dividida por 3 grandes pilares (que se dejan desnudos) y que marcan el ritmo estructural. La estrategia de proyecto consiste en la introducción de elementos individuales que permitan la división zonal y que generan visiones pasantes y diagonales. Círculos, cuadrados y triángulos se disponen para delimitar y caracterizar un espacio mixto bañado por un ventanal de 25 metros de largo. Tanto los elementos de mayor privacidad, como aquellos usos más públicos, se anclan y organizan a la preexistencia a través de geometrías elementales que resuelven los problemas técnicos. El cilindro acoge los usos de las duchas y el espacio de reunión de la mesa de oficina. El cubo se usa como volumen ideal para cocina y baños donde se esconden todas las instalaciones. El prisma triangular se introduce como elemento para generar el patio vegetal y la tarima elevada que esconde la bajante a través de un sistema “caviti” de forjado sanitario.

Sinfonía de color espacial.

El uso del color recuerda a las operaciones cromáticas de Sol LeWitt. Tras sus inicios como ilustrador y la experimentación con objetos tridimensionales, comenzó en 1968 a trabajar en murales con series de cubos y todas las permutaciones posibles de los colores primarios. Los alternó luego con composiciones monócromas en blanco, negro o amarillo, con juegos de gamas cromáticas limitadas y ejercicios geométricos, por lo general con líneas rectas, y delicadas variaciones con tramas de curvas. Esta base referencial, acordada con la clienta (interesada en el arte contemporáneo), sirve de marco teórico para articular un itinerario expositivo. La disposición del color en la fachada interior y en los objetos programáticos da expresión a los volúmenes; frente a las paredes que se dejan desnudas para la recepción de la colección de cuadros de gran formato de la propiedad. El estudio de la disposición y la propuesta de obras de Xavi Ceerre o Carlos Peris ha sido asesorada por la plataforma digital de jóvenes artistas "Saisho Art".

Acceso rodado sostenible.

Vivir en una 3ª planta y poder meter el automóvil en tu vivienda no suele ser habitual; el edificio Astygi lo permite. Al encontrarnos en la periferia, el uso del coche se concibe como fundamental y la carga y descarga de materiales, arte, enseres y comida se hace de manera cómoda a través de una gran puerta corredera mecanizada. “El automóvil ha anulado por completo nuestras viejas ideas de la planificación urbana”, escribió Le Corbusier en 1924. Él fue uno de los primeros en vincular directamente a la producción de automóviles y edificios; vio el automóvil como símbolo de la modernidad. En nuestro caso, en un guiño hacia el uso industrial del edificio, se retoma el concepto de ciudad contemporánea del movimiento moderno como estímulo nostálgico, pero también como oportunidad de incorporar el objeto al espacio. Se ha preparado un punto de carga en el acceso para un coche eléctrico. Como responsables que somos de las emisiones de CO²; se hizo hincapié en el proceso de proyecto que el coche mejor en tu casa que en la calle y mejor eléctrico que de gasolina.

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En definitiva, el proyecto ataca desde su origen la conciencia de movilidad vinculando espacio de trabajo con espacio vital. Utiliza herramientas geométricas para habitar un espacio fluido y lleno de luz. Se apoya en el concepto del arte cromático para fomentar una expresividad material que genere un ambiente sinfónico entre el inquilino y la comunidad.