Más jardín y menos arquitectura
El proyecto del estudio es algo más que una oficina, se trata de un proyecto para uso cultural y vecinal en estado de evolución en el centro de Granada, con el que se pretende generar un jardín urbano mediante prácticas colectivas. El proyecto pretende una colonización suave de la cubierta del edificio promoviendo nuevos usos culturales y de ocio mediante el jardín como elemento dinamizador. El preexistente torreón circular noble se reutiliza como sala de juntas y reuniones donde ir tomando las decisiones estratégicas y en el que la ineludible mesa redonda define la forma en que se van a tomar las decisiones.
Hallazgos desvelados
La antigua casa del guarda, pieza arquitectónica catalizadora de toda la iniciativa, se reutiliza como estudio de arquitectura. Durante la reforma ejecutada mediante autoconstrucción se descubren las diferentes fases por la que ha pasado la construcción. Los sedimentos y hallazgos desvelan que originalmente fue un lavadero, construcción vernácula habitual en el vecino Albaicín y que invadió la cubierta del edificio noble de la familia Rodríguez Acosta para uso del servicio del palacio. Más adelante, en la segunda mitad del siglo XX y con la llegada de la electricidad, el lavadero deja de tener uso y se transforma en vivienda del portero. En este nuevo uso sufre dos reformas y ampliaciones, uno inicial buscando una estética similar a la noble del resto del edificio, y una segunda ampliación donde se asumen las técnicas de las viviendas populares de finales del siglo XX. El proyecto de reforma, que ocupa este espacio de arquitectura vernácula posado sobre un edificio noble y de vanguardia, va hallando estos estratos en sus muros y suelos que permiten posar el nuevo uso sobre la historia no escrita, pero ahora desvelada, de esta construcción.
Mínima Intervención
El estudio trata de minimizar la intervención decapando hasta el punto de permitir leer las diferentes fases, protegiéndolas y evitando su desgaste con pinturas hidrofugantes que la asientan, e implanta soluciones necesarias para el nuevo uso, como la instalación eléctrica y un nuevo suelo que permita disponer de un firme continuo pero que a su vez facilite la lectura de anteriores distribuciones, o una nueva entrada al estudio tras el descubrimiento de un hueco que había sido tapiado, o la reactivación de las maquinas de climatización instaladas torpemente a principios del siglo XXI pero que forman parte igualmente de la historia de edificio y permiten economizar la intervención. El amueblamiento se lleva a cabo mediante el reciclaje de puertas nobles en desuso del edificio, que permiten hacer una lectura de una historia soterrada de las arquitecturas que no han sido dignas de ser documentadas. El proyecto no pretende mantener todo lo preexistente sino que aprovecha su considerado poco valor histórico para hacer una lectura completa de la construcción desde el oportunismo de su nuevo uso.