La nueva espacialidad de esta vivienda, para madre e hija, se descubre de la fusión entre la geometría perimetral y la potenciación de la reducida iluminación natural existente.

Aparece así, un elemento divisor central que evita ocupar franjas lumínicas, estructurador, que garantiza la privacidad entre dormitorios, al mismo tiempo que permite liberar alrededor el espacio de mayor valor lumínico. Esta superficie privilegiada es ocupada por la secuencia “cocina-comedor-salón-dormitorios”. Los límites desdibujados de esta sucesión posibilitan la expansión o contracción de cada una de estas actividades según las necesidades específicas del usuario. Queda definido así (o indefinido), un espacio capaz de albergar estados no predeterminados y por tanto, con propiedades evolutivas.

El elemento central alberga la ducha cilíndrica y el lavabo público. La separación del cuarto inodoro respecto a la ducha favorece la sincronicidad de uso de las estancias de aseo, sin necesidad de tener que duplicar cuartos de baño en una vivienda de 60m².

Se explora el uso de materiales de naturaleza industrial y eficiencia económico-constructiva. La condición material espejada de la ducha y policarbonato-ondulada del elemento divisor permite multiplicar y filtrar de forma tenue y misteriosa los rayos de luz procedentes de las franjas lumínicas. La percepción temporal cambiante de la vivienda queda así asociada a condiciones lumínicas exteriores, asegurando el oscurecimiento total de los dormitorios mediante un sistema de cortinaje.