Proyecto Piel, ha sido el desarrollo del caso práctico derivado de la tesis doctoral de la autora. Un caso real, sobre el que se han sentado las bases de un procedimiento replicable a otros paisajes urbanos, con aplicación en la potenciación de identidad de los lugares y valorización de destinos, ordenación urbanística de zonas degradadas o en la activación de la economía local, entre otros.
El objeto de la investigación fue la creación de una metodología estandarizada para la socialización y la puesta en valor del Paisaje Urbano, mediante la hibridación del conocimiento de diversos grupos técnicos y expertos, así como del empoderamiento ciudadano, para socializar aquellos paisajes detectados que, por alguna razón, se mantienen invisibilizados u olvidados. La nueva metodología es una apuesta innovadora que hibrida procesos participativos con nuevas tecnologías y aplicaciones derivadas de las mismas.
Consiguió la involucración, además de un gran número de vecinos, asociaciones y colectivos, también de la administración pública (Ayuntamiento de Estella-Lizarra y Gobierno de Navarra); de asociaciones de desarrollo local como Teder; de empresas privadas de arqueología o de la Universidad, la Cátedra UNESCO de Paisajes Culturales y Patrimonio en este caso; todo ello trabajado de manera interdisciplinar.
Como campo base para la ejecución y el lanzamiento de todo el proceso de socialización se elegiría la que en su día fuera una antigua guarnicionería familiar. La rehabilitación del viejo taller a cargo de la autora, dentro del marco de este proyecto, supuso el reencuentro con gremios y artesanías del pasado; ahora se exponen allí sillas de montar, cabezadas y collerones de antaño.
El curtido, el cuero, larrua, leather, cuir…
Un reciente hallazgo arqueológico, dio con restos de la que en su día fuera una antigua tenería. Este hecho despertó la mirada hacia la industria curtidora; antigua maestría que a lo largo de los siglos ha sido motor socio-económico de la ciudad de Estella-Lizarra.
Esta herencia, se mantiene presente en gremios locales como zapateros, imprentas, peleteros o guarnicioneros y pone de manifiesto a la industria medieval curtidora como epicentro de una red de talleres y servicios derivados. A su vez, ha condicionado el medio físico (presas del río, zumaques...), ha alterado la morfología urbana y ha llenado las calles con sus nombres (Curtidores, Pelaires...). La industria curtidora, en definitiva, ha sido más que una industria aislada; ha contagiado a toda la ciudad.
Así, se propone una nueva forma de pensar sobre el paisaje, lo más inclusiva posible y compuesta por puntos tan diversos como la documentación de archivo, los talleres colaborativos, el marketing y el concepto “marca” de las ciudades entre otras. Referencias multidisciplinares, fuentes variadas y relaciones improbables que generan una mezcla proveniente de áreas tan diversas como la innovación social, el diseño cívico o la antropología.
Este planteamiento pretende, atendiendo a la herencia recibida y vinculándola a las nuevas necesidades que detectamos en nuestro entorno, activar un laboratorio que nos permita entender las relaciones entre las personas y el paisaje que las envuelve. Conseguir que ciudadanía se implique en el proceso de socialización y adquiera un compromiso que sea el motor del conjunto de acciones estratégica y previamente planificadas. Los procesos inclusivos generan sentimiento de pertenencia, incrementan los esfuerzos para promover su creación y fortalecen los lazos entre las personas.
Esta visión compartida del paisaje, fue la base del Proyecto Piel; un proyecto en el que ciudadanía, técnicos e institución trabajaron juntos por la puesta en valor de un paisaje cuasi-olvidado y en el que los ciudadanos recuperaron el protagonismo real mediante una gestión abierta y participativa donde la ciudad se pareció más a una conversación que a un objeto.
De este modo, a lo largo de un año entero, la ciudadanía de Estella-Lizarra fue parte activa en la creación de contenido, recopilación de documentación, historias y recuerdos; asistió a cerca de una veintena de talleres y foros de participación a partir de los cuales se decidieron las líneas de trabajo que se seguirían; se realizaron actividades como visitas guiadas, talleres de co-diseño, entrevistas, charlas, exposiciones, derivas fotográficas o rutas de senderismo cultural. Todo ello fue, a su vez, compartido en una web/blog así como en las redes sociales y en mapas colaborativos.
El proceso se cerró con un acto de socializaciónal que se denominó “Semana de la Piel”. En esos días se pudo disfrutar de visitas urbanas, exposiciones fotográficas y de material, talleres educativos, charlas con expertos, gastronomía o, incluso, realizar una ruta de senderismo en torno al Zumaque; una ruta de senderismo que hibrida naturaleza y cultura circunvalando la ciudad, con este arbusto que fue importando en el Medievo para fines curtidores.
Proyecto Piel ha sido presentado en varios congresos internacionales sobre Ciudad, Paisaje y Patrimonio y la metodología utilizada para llegar a él fue seleccionada en la Candidatura a los Premios InÍciate 2016 impulsada por el Cein Navarra como modelo extrapolable innovador.
Cabe mencionar que La Ruta del Zumaque, derivada del Proyecto piel, actualmente se encuentra en proceso de homologación y consolidación como producto de Turismo Slow impulsado de manera oficial por el Ayuntamiento de Estella-Lizarra. Han sido varios los medios de difusión que se han hecho eco de la misma, entre otros el programa Agrosfera de La2 de rtve y próximamente participará como invitada en las Jornadas Internacionales de Turismo Sostenible Aktibatu 2018.
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