EL ROL DE LA CASA CONTEMPORÁNEA
Actualmente, se demanda una arquitectura con una flexibilidad más allá de lo estrictamente funcional. La capacidad de mutación de lo doméstico es lo que define la casa contemporánea, entendiéndose ésta como un acumulador de rituales cambiantes e indeterminados. Así, la vivienda debe ser capaz de acoger tanto el programa previsto como el imprevisto, imaginándose al mismo tiempo como lugar de refugio, marco del ocio e incluso espacio de trabajo.
ESCENARIOS DOMÉSTICOS
Como respuesta a estas premisas, se concibe la casa como un contenedor de múltiples escenarios superpuestos que permiten que la que la adaptabilidad de su uso a lo largo del tiempo sea máxima. Se imagina una vivienda esencial en la que los elementos servidores se reducen al mínimo posible en favor de espacios servidos libres, abiertos y flexibles -escenarios domésticos-. En definitiva, se persigue que la casa maximice las oportunidades de uso para que sus habitantes vivan como quieran y no como la vivienda les imponga.
Para ello, la casa se entierra en el terreno al mismo tiempo que se eleva sobre él, permitiendo liberar la planta baja. De este modo, se genera un ámbito intermedio abierto-cubierto de acceso a la vivienda, un gran umbral que forma parte del patio en el que se convierte toda la parcela, entendiéndose éste como una estancia más de la casa. Las plantas altas cobijan una gran zona de estar polivalente y los dormitorios, mientras que la zona bajo rasante alberga un espacio multifuncional de trabajo ligado a un generoso patio inglés. Así, conseguimos obtener en una parcela de poco más de 220 m2 una casa de 250m2 con unos espacios exteriores asociados de muy diversa índole de otros 250m2.
CONTEXTO Y MATERIALIDAD
Al mismo tiempo, la casa busca integrarse en el barrio de forma sutil y natural. Atendiendo al entorno próximo, utiliza los materiales tradicionales predominantes en las casas bajas de la zona, pero desde una revisión contemporánea. Se apuesta por una construcción racional y sincera, donde los elementos que conforman la estructura y los cerramientos se muestran de forma clara y honesta determinando la espacialidad de la casa.
Así, la planta baja queda definida por el muro perimetral de ladrillo visto en el que apoya la casa, el cual también sirve de soporte para que crezcan las parras, hiedras y jazmines que aportarán olores y colores cambiantes a lo largo del año. En los niveles superiores, el ladrillo visto se emplea como material estructural en los testeros medianeros para sujetar las losas postesadas de hormigón armado que liberan las plantas. Mientras, en los frentes longitudinales, el muro de ladrillo se desdobla al carecer éste de su sentido estructural, entendiéndose como una fachada tecnificada que permite alojar en su interior las carpinterías correderas de madera de alerce que conforman los huecos.