En un edificio de 100 años de historia se sitúa en su planta baja una antigua frutería abandonada desde hace más de 40. La tienda, guardada en la memoria colectiva del barrio, se presenta vieja y cerrada de lo que antaño fue un espacio de comercio y reunión. En el interior llama la atención el buen estado del revestimiento original de mármol, que será fundamental en el proyecto. Esta reforma se ha abordado desde la perspectiva de la preexistencia; tanto material como funcional.
El material ligado al espacio.
Se trata de un local pequeño (16m2 útiles) con dos estancias. La primera de ellas cuenta con un revestimiento de mármol rojo coralito de 44x88 cm puesto en vertical. La segunda sala se encuentra en mal estado y es donde si situaba la trastienda y el aseo. El proyecto acoge lo cromático del mármol y lo extiende a las dos estancias generando un cajón único, color terracota, donde el rojo coralito se expande por todos los bordes. No se ha querido ni replicar ni extender el revestimiento original, es una mímesis espacial.
Como contrapunto, se han elegido 2 revestimientos que serán el suelo y las paredes de los nuevos elementos que entran como añadido. La fachada y parte de la caja del aseo se construyen con el material Palace Port Laurent negro de 59x119cm en contraste con el rojo. El solado del baño y sus paredes a media altura se levantan con BB Stone Light Grey cortado a 30x60 cm y marcan la transición entre la zona húmeda y la zona expositiva.
El uso ligado a la calle.
Pese a la necesidad del cliente de convertir la antigua tienda en un despacho profesional, se ha decidido mantener el concepto de tienda – showroom; conservando el espíritu abierto y de barrio de su origen. El pequeño espacio rectangular se abre a la calle a través de una gran puerta pivotante. Se introduce, cómo único elemento ajeno, un cajón triangular que acoge la exposición de cocina y esconde el nuevo aseo.
En los 16 m2 se han conseguido satisfacer las necesidades de 4 puestos de trabajo, espacio expositivo de materiales, cocina - office para los empleados, aseo y puerta de servicio dando al portal. La visibilidad y la luminosidad de la sala se consigue a través de la única entrada de luz del local y sirve como reclamo para posibles clientes.
En definitiva, Vistto Estudio es un proyecto condensado y condicionado por una presencia material importante, donde una única sala de 7 metros de largo se articula de manera flexible y capaz utilizando sus dos alzados interiores como frentes útiles expositivos.