Ruina (Del lat. ruīna, de ruĕre <caer>). Acción de caer o destruirse algo.
El Palacio de Carlos Ven la Alhambra es una muestra pasada de cómo un proyecto de arquitectura puede producir en última instancia una ruina, no por el hecho de haber sufrido el paso del tiempo, si no por su condición de inacabada durante casi 300 años albergando en toda su nivel superior una suerte de habitaciones en alberca, o lo que es lo mismo, desprovistas de cubierta –podríamos creer que han <caído>.
Una arquitectura inacabada, es decir, ruina. El trabajo realizado intenta encontrar en la ruina antiguaun tema de proyecto; una situación susceptible de generar nuevas arquitecturas abordando una de las caras de esta problemática y que dibuja una serie de Paisajes, al fin y al cabo, en Ruina.
Se propone una residencia de artistas en Granada en un lugar que ha sido desde casa a museo y estudio de fotografía. A día de hoy ha perdido casi la totalidad de sus cubiertas y sus habitaciones están colonizadas por la vegetación, se trata de una ruina en la Alhambra.Podemos decir que este estado va en muchos casos unido a la experiencia de no diferenciar entre dentro y fuera: cuando los tejados se pierden y la arquitectura se muestra a cielo abierto. Entrar se convierte en saliry una atmósfera peculiar se adueña de cada muro. Hay algo que se extrae de estas percepciones en un lugar que se comprende desde la suma de habitaciones en alberca, o patios; una estética del olvido y la ausencia que se intenta reformular no solo en la nueva arquitectura, sino que también se ve reflejada en el programa.
Entre los restos del museo Meersman se propone generar una arquitectura en bruto, hija de la ruina, que es un espejo de la Alhambra. Se apodera de habitaciones abandonadas y de un jardín; de la atmósfera y de lo descarnado del lugar. Abordando el proyecto desde la ocupación de lo existente y la ampliación, aparecen una serie de lugares enigmáticos, patios a los que ninguna ventana abre, o torres de la Alhambra robadas.
La experiencia que atesora cada invitado es la de vivir a cielo abierto y compartir un lugar ligado a la ciudad palatina. Por ello cada espacio es un espejo de una torre de la Alhambraque, casi en un acto de expolio o reapropiación descarada, conforma una historia diacrónica entre los artistas y el monumento. La nueva arquitectura hereda habitaciones en alberca que conforman una fachada que mira al cielo fabricando experiencias en las que el invitado casi debe buscar la manera de colonizar su propio espacio.
El programa queda condicionado por la resonancia de la ruina y por la llegada de ocho artistas relacionados con ocho campos del arte y el conocimiento. Deben elaborar durante una estancia de un año una obra en relación a la Alhambra. Expresión corporal, gastronomía, música, expresión escrita, audio-visual, arquitectura, artes plásticas y conocimiento histórico serán los campos ligados a ocho espacios en la ruina y ocho torres en la Alhambra. Se busca la colisión entre diferentes disciplinas para fomentar la creación, y la confrontación directa con el monumento. Dichas torres –que actualmente se encuentran en desuso– se proponen como estudios en los que los invitados pueden trabajar escapando de los límites de la parcela de la ruina y creando una relación directa artista-objeto de estudio, una sucesión de escapadas y visitas a lugares secretos.
El resultado se presenta como una arquitectura en bruto, sin pretensión de estar acabada, que aventura una respuesta a cómo intervenir en una ruina.