En los primeros meses de 2019, la contaminación del aire en Bangkok alcanzó un nivel récord, llamando la atención a nivel nacional e internacional sobre la calidad del aire en la cosmopolita del sudeste asiático. Sin embargo, descubrimos que el cabello humano es una matriz compleja que retiene y acumula una serie de elementos tóxicos y no tóxicos.

Follicle se concibió mediante el entendimiento del cuerpo humano como un sensor ambiental y se desarrolló bajo dos facetas complementarias, un pabellón materializado con cabello humano reciclado y un protocolo que permitía al público participar en un proceso de muestreo de cabello anónimo para el análisis de metales pesados. Estos dos elementos dieron como resultado una tercera faceta del proyecto, un sitio web público interactivo que busca mapear la toxicidad ambiental urbana a través de sus habitantes.

Con aproximadamente 300 participantes que han participado en el proceso, las primeras 50 muestras de cabello han sido analizadas para 15 metales pesados, entre los que se sabe que son tóxicos como el plomo (Pl) y el arsénico (As). Los resultados se han hecho públicos a través de un sitio web interactivo.

A los visitantes de www.foll-i-cle.com se les presenta una topografía 3D de Bangkok que se puede filtrar por distrito o elemento, al mismo tiempo que muestra las ubicaciones de vida y trabajo de los participantes anónimos.

El sitio web está destinado a servir como una herramienta que empodera a los habitantes de la ciudad a través de una comprensión corpórea de sus entornos urbanos y permitiendo que puedan involucrarse con dicho entorno para avanzar a nivel individual y colectivo.