La cubierta de hormigón abovedada ubicada en el patio de la antigua Tabacalera acogerá el nuevo programa estival. Unas Cigarreras sensibles con su memoria y atentas al futuro son el leitmotiv de las actividades desplegadas entre junio y julio de 2021 en el Secadero.

En una primera fase, una alianza con varios colectivos del barrio construyó las instalaciones temporales que humanizaron la percepción del espacio. Una fase de trabajo que se abrió con jornadas de construcción en la que compartir saberes y experiencias con diferentes colectivos de la ciudad. El objetivo fue comenzar a colectivizar la propuesta, vinculándola con un entorno urbano con el que se lleva ya varios años trabajando con el objetivo de hacer del Secadero una casa común.

En la segunda fase, durante el mes de julio, estas arquitecturas convirtieron al Secadero en un espacio de encuentro, producción y disfrute que testó la capacidad de la nave para dar cabida a diferentes actividades y programas para públicos diversos. Un proceso compartido abierto a las comunidades en una Mesa de Mediación que permitió la apertura del espacio a sensibilidades diversas en un programa desplegado en cuatro jornadas, concebidas para repensar el futuro de la institución cultural.

La primera jornada se dedicó a las memorias del espacio, con la participación de las antiguas trabajadoras de la Tabacalera para pensar el espacio que está por venir. Un paseo por la antigua fábrica, performances, un archivo de fotografías o una conversación pública rescataron las memorias de la Tabacalera para intercambiar saberes que consoliden la comunidad de prácticas del Secadero.

La segunda jornada compartió los afectos que puede desplegar un equipamiento cultural. Desde una biblioteca itinerante hasta una muestra de asociaciones, pasando por un paisaje sonoro y una verbena, diferentes  asociaciones y personalidades del entorno implicadas en sostener la vida de los barrios que rodean la fábrica participaron en el programa, con el objetivo de repensar los vínculos que el Centro Cultural puede trazar hacia el exterior.

Las economías, más allá del manido turismo, centraron las actividades de la tercera jornada. Un paseo por diferentes iniciativas económicas que habitan el entorno de Las Cigarreras y varios talleres de arte y artesanía activaron el Secadero.

En la última jornada, dedicada a las ecologías, Ficciones Compartidas se preguntó cómo una institución cultural puede vincularse con su entorno próximo. Un paseo etnobotánico por la vecina montaña del Benacantil, un taller para generar electricidad con microbios y una performance en el Spa Profundo imaginaron qué consecuencias arrastran los nuevos paisajes productivos.

Todas las jornadas se estructuraron en una actividad matinal para trazar lazos con el entorno de la Tabacalera y varias actividades simultáneas para diferentes públicos durante la tarde, en alianza con diferentes colectivos y entidades de los barrios del entorno. Ficciones Compartidas culminó con una despedida de la mano de Cristina Terol y un concierto de Fosco y fue posible gracias a Dani Climent, Carlos Martín, Dibujo Urbano Alicante, Nayara Rosario, Lorenzo Sandoval, Lucía Morate, el grupo de Memoria de Las Cigarreras, Asunción Llorens Ayela, María Teresa Molares, Món Jove, ABA Tango, AVV Carolines Baixes Les Palmeretes, AVV El Pla, AMA Made in Cielo, José Ramón Navarro Vera, Natalia Molinos Navarro, Alexandre Morera Torregrossa, Marina Becket, Carlos Izquierdo, dvanderh, Óscar Kombe DJ, Fosco y Cristina Terol, entre otras.