Brutal Burrito es una transformación de un local comercial en un restaurante, tomando como referencia los espacios temporales, esporádicos, que aparecen en cualquier esquina para ofrecerte un producto o un servicio: un puesto de mercado informal, una barra en la calle en época de fiestas o un carro de venta ambulante. Busca recoger esa sensación de espontaneidad y reversibilidad, diferenciando claramente entre un espacio crudo, desnudo y una intervención textil con la que vestirlo.
Brutal Burrito se basa referencialmente en los espacios temporales, esporádicos, que aparecen en cualquier esquina para ofrecerte un producto o un servicio: un puesto de mercado informal, una barra en la calle en época de fiestas o un carro de venta ambulante. Quiere recoger esa sensación de espontaneidad y reversibilidad en concordancia con el propio proyecto gastronómico, tanto por su condición cercana a la comida rápida, callejera, como por su ambición de cambio y evolución.
El proyecto trata el espacio como un cuerpo al que vestir, estableciendo así una distinción entre las partes desnudas y las vestidas. El espacio preexistente permanece desnudo, asumiendo una estética cruda en superficies de enfoscados rudos de mortero y suelos que toman la materialidad de las aceras colindantes. En contraposición, se propone un proyecto textil para distribuir y acondicionar los interiores. Un sistema que permita que el espacio pueda arreglarse los días de gala, que pueda disfrazarse los días de fiesta o que pueda ponerse un mono de trabajo a diario. Un modelo de patronaje más que un diseño cerrado. La técnica se basa en los recursos empleados en mercados ambulantes: superficies tensadas para separar espacios, plásticas para repeler el agua, opacas para proteger del sol. Acostumbran a ser lonas de colores planos, crudos; lonas reutilizadas, brandeadas o lonas específicamente diseñadas para un evento.Contrastando con el mundo referencial proveniente de la venta ambulante, se trabaja de forma irónica con la inclusión de formas clásicas mediante unas arquerías que delimitan los espacios interiores. Arcos reducidos exclusivamente a su imagen, es decir, desprovistos de la lógica constructiva que les dio forma, la compresión, para convertirse en elementos tensados. Este tipo de estructura recuerda a los castillos hinchables para niños; una especie de tradición hecha de plástico. Esa condición desmontable, casi desechable, confiere al espacio un ambiente de espontaneidad, la sensación de ser un restaurante montado en un espacio que en realidad no le corresponde. En línea con esta idea se propone una fachada compuesta por una superposición de elementos deliberadamente descoordinados, haciendo que el ritmo de huecos de la arquería no coincida con los grandes ventanales abiertos a la calle. De esta forma se entiende la fachada como una suma de capas que no tienen relación entre sí.
Los elementos de cocina por otra parte adoptan una estética técnica, utilizando el acero inoxidable como superficie sanitaria en la que preparar o servir comidas. El falso techo sale de la cocina invadiendo el resto del espacio con reflejos metálicos, desdibujando la diferencia entre los dos lados de la barra. De todos los elementos de cocina se destacan dos por encima de todos los demás. El primero es el comal, una adaptación de la cocina tradicional precolombina utilizada principalmente en México. Ocupa un lugar central, tanto física como simbólicamente, representando todas las operaciones de cocina desarrolladas en BB. Se trata de un cilindro de metálico brillante, dividido en dos partes, una plancha y una campana extractora, sólo unidas por el humo y las llamas. El segundo elemento es la tortilladora, un aparato específicamente desarrollado para producir tortillas, que rara vez se encuentra fuera de América Latina. Se presenta al visitante en acción, produciendo las tortillas que posteriormente se comerán, encerrada en una vitrina de protección.
Finalmente se distingue una parte del comedor de las demás. Este espacio, el laboratorio, se equipa con una mesa alta tecnificada, que esconde bajo unas trampillas una cocina para realizar presentaciones gastronómicas.
El proyecto de mobiliario para Brutal Burrito toma como base la técnica de doblado de tubo de aluminio, usada esencialmente para producción de mobiliario de exterior de pequeños bares y restaurantes en España. Un sistema sencillo de varios pliegues por tubo para generar apoyos dobles tanto en las mesas como en los taburetes altos. Para los tableros de las mesas y los asientos de los taburetes se emplean tablas de corte de alta densidad, habitualmente utilizadas en cocina para cortar alimentos. La repetición de estos elementos genera dos grandes mesas de uso compartido.
El proyecto de identidad gráfica de 3TG se manifiesta interiormente en pantallas LED que recogen y enfatizan ese ambiente de feria tecnificada, lanzando mensajes y promociones relacionadas con el producto que se ofrece.