Esto nos llevó tratar de romper ciertas lógicas a la hora de presupuestar junto con los oficios y elegir materiales que cumplieran su función final dentro de la vivienda pero traídos de otro mundo constructivo como el industrial o el decorativo. Los cocina no la hizo el carpintero, la hizo el herrero pero sin saber que estaba haciendo una cocina como tal o el cuarto de baño no fue alicatado si no que se impermeabilizo con mortero para sellar tuberías industriales. Materiales deslocalizados de su uso común que arrojan otras estéticas.

 Esto es lo que algunos compañeros de profesiones han llamada la “estética de lo pobre” ,que responde a toda esta arquitectura que se ha desarrollado durante la crisis económica y donde se ven los materiales puros, los morteros bastos, o lo metales sin lacar, así como las maderas sin tratar, etc.

La planta de la vivienda es cuadrada con una diagonal que la cruza. Esto genera tres situaciones:

1/ Un muro diagonal que acoge todas las instalaciones de agua y saneamiento así como eléctricas y armarios. Reduciendo costes de esta manera. Muro equipado.

2/ Un embudo construido en el interior  que resuelve la falta de luz respecto a orientación norte de la vivienda introduciendo claridad hasta la entrada de la vivienda.

3/ Un tratamiento de lo común y lo público dentro de la vivienda muy diferenciado casi oculto pero a la vez con posibilidad de unirse y ampliarse a través de estrategias sencillas como son las puertas correderas de gran formato o la una puerta integrada en un biblioteca.

La pintura toma protagonismo en la vivienda dan color a los espacios en los planos de techo pared y suelo con la intención de que el usuario perciba dentro de un mismo espacio otros con leyes implícitas diferentes.