A diferencia de otras estructuras de la ciudad como el Mercado de Vallehermoso o el Mercado de San Miguel, estructuras tradicionales que han pasado por un proceso de modernización de sus antiguos edificios, el Mercado San Antón cuenta con un continente contemporáneo, un edificio de nueva planta inaugurado en 2011 de reconocida calidad arquitectónica y una propuesta principalmente gastronómica y orientada al producto gourmet. Sin embargo, la Asociación de Comerciantes, detectando un cambio de interés en su público, más inclinado a situaciones mixtas entre compra de producto de proximidad y consumo gastronómico, plantea un concurso de arquitectura por invitación para renovar el mercado interiormente y poder adaptarlo a las demandas actuales.
Nuestra propuesta, ganadora de dicho concurso, plantea como principal intervención recuperar el núcleo central del mercado, transformándolo en una gran plaza, espacio de encuentro, foco de actividad e intercambio. Para ello se propone una estructura central que concentre la mayor parte de los puestos de abastos. Un núcleo centrado en el producto, en recuperar el mercar como foco principal. La estructura propuesta aúna en un único gesto varios puestos de mercado mediante al uso de un elemento continuo, que va tomando forma de mostrador, barra, urna o vitrina según las necesidades de cada puesto y producto. Una pieza de diseño contemporáneo basada en formas, elementos y materiales tradicionales, como son el granito o acero inoxidable, habitualmente usados por sus condiciones de durabilidad e higiene.
Esta estructura, se completa a través de un elemento común de cierre que funciona simbólicamente como bisagra entre el mercado de abastos (más diurno) y el gastronómico (más nocturno): una serie de seis cierres contrapesados, realizados con malla electrosoldada plegada sobre sí misma, que hace las veces de cartel elevable, mostrando los productos que se pueden adquirir allí cuando el puesto está abierto, y un cartel elevado, que ejerce de icono y punto de referencia para los momentos en el que el mercado tradicional está cerrado, pero el mercado gastronómico está en plena ebullición. Este gesto no solo tiene ambición de concentrar la atención y la actividad principal de la planta primera, sino que también pretende solucionar los problemas de circulación que presentaba la distribución anterior, dispuesta en galerías perimetrales. Por otra parte, para intervenir en los espacios de circulación y exterior de los puestos laterales, trabajamos de nuevo fundamentalmente en la redefinición estética y material de mostradores y rótulos de cada puesto, recuperando materialidad y soluciones propias de los mercados de abastos: carteles retroiluminados realizados en policarbonatos celulares translúcidos, mostradores de acero inoxidable, e incluso la recuperación y puesta en valor de barras de cuelgue tan propias de los puestos de mercado. En la misma línea, se diseña junto con Arkilum una familia de luminarias en chapa galvanizada ondulada que refuerzan el hilo conductor material, haciendo las veces de falso techo reflectante de las zonas comunes.
Las obras de reforma interior del mercado de San Antón se realizaron sin cerrar un solo día el espacio por completo, lo que exigió que el proyecto se descompusiera en muchas pequeñas piezas que pudieran prefabricarse para ser posteriormente instaladas en el mercado de forma fácil y rápida.