El proyecto parte de la necesidad de unir dos casas de cuerpo adyacentes. Se trata de dos fincas urbanas ubicadas en uno de los ensanches de expansión de la ciudad de Terrassa de finales del siglo XIX y primera mitad del XX. Las parcelas tienen una geometría prácticamente rectangular, a excepción del dintel de fondo de parcela que es inclinada, y están orientadas a sudeste en el sentido largo.
La vivienda resultante explora el potencial de unificar ambas casas a través del muro de medianera compartida. Por otra parte, se esponja y acondiciona el espacio exterior de jardín (patio interior de manzana). A partir de conectar los diferentes espacios de la vivienda, a través de nuevos pasos en esta medianera compartida, se cambia de un esquema habitacional lineal a una matriz indeterminada de espacios que permiten múltiples formas habitacionales.
La vivienda consta de planta baja, planta piso, y planta buhardilla. Se plantean unos trasdosados mediante muros de fábrica de bloques de tierra compactada. Se ha puesto especial atención en la solución de la envolvente térmica para minimizar la demanda energética, tanto en el aislamiento térmico de las cubiertas como de las fachadas con mayores pérdidas, previendo un sistema de sombreado que permita regular la captación solar para evitar sobrecalentamiento y desconfort.
Se ha procurado minimizar el impacto ambiental de la propuesta, tanto en el ámbito de soluciones constructivas como de procesos de ejecución durante la obra. Se proponen estrategias bioclimáticas como la captación solar en la fachada sur, la ventilación por efecto chimenea a través de la pieza central núcleo, el aprovechamiento de la inercia térmica, el control higroscópico de la humedad ambiente, o la iluminación natural, para reducir los consumos energéticos y mejorar el confort y la salud.
Se optimiza la inercia térmica y la capacidad de regular la humedad ambiente en los muros existentes con la introducción de bloques de tierra compactada (BTC) como material estrella de la propuesta. Se aíslan los paramentos que suponen pérdidas térmicas, como la cubierta, las fachadas y la solera en contacto con el terreno.
La pieza núcleo se plantea como elemento de ventilación e iluminación mediante un sistema de lucernarios en cubierta y una pasarela ventilada en P1. En este sentido, se mejoran las condiciones ambientales de la parte central de la vivienda, que en esta tipología tradicional suele ser oscura y poco ventilada. El núcleo central se interseca con la cubierta a través de dos ventanas motorizadas que garantizan la iluminación natural y la captación solar, así como la ventilación cruzada de todos los espacios de la vivienda. El nuevo núcleo es donde se ubican los distintos dispositivos de baño, diferenciados según su uso.
La tipología de la casa de cuerpo, da restricciones puramente estructurales, ofrece una distribución en agregación que niega a los núcleos de acceso y servicios de calidades ambientales, como la ventilación o la iluminación. Por el hecho de agregar dos casas adyacentes, la ampliación de esta crujía nos permite invertir estas prestaciones, y convertir estos elementos centrales en los impulsores de las cualidades ambientales. Así pues, convertimos la principal escasez de la preexistencia en el elemento crucial de la propuesta.
El trasdosado de las fachadas, así como el aislamiento en cubierta, garantizan una continuidad térmica que reduce en un 60% el consumo de energía renovable respecto al límite del CTE. El BTC aporta inercia térmica (como podrían hacer los muros de ladrillo cerámico), pero a diferencia de la cerámica, con la tierra aportamos también control higroscópico. Esta capacidad de controlar la humedad interior representa una “prestación extra” (y singular) de confort.