La ordenación del nuevo Campus de Ciencias de la Salud supone la oportunidad de articular una nueva relación de la ciudad y sus dinámicas locales (urbanas) con dinámicas territoriales y metropolitanas.
La ubicación de esta pieza consolida un nuevo foco de centralidad con alcance regional que introducirá nuevas tensiones en la realidad metropolitana y urbana local.
Será entonces necesario entender esta intervención como un nexo o una rótula entre ambas escalas, dinámicas y paisajes.
Para ello la estrategia se centra en la conformación del espacio público resuelto a través de una matriz informada con elementos provenientes de ambos escenarios (lo rural o agrícola y lo urbano o próximo).
Así, diversidad de escalas y caracteres aportarán espacialidades y soporte a diferentes actividades y relaciones.
La propuesta ganadora para la Ordenación del Campus determina que los edificios destinados a facultades se organizarán en tres plantas de 130m de largo y 19m de ancho rematadas por una torre de 8 plantas de 40x19m.
¿Podemos convertir este determinismo en una variable más?
La Facultad de Ciencias de la Salud, vinculada a las zonas de alta movilidad y accesibilidad urbana, deberá resolver un acceso en cada extremo para canalizar flujos provenientes del interior del Campus y del entorno urbano próximo.
A partir de estas condicionantes el edificio propone distintas escalas de percepción y relación y ofrece mediante sus espacios, materiales y formas distintas relaciones de permeabilidad densidad, continuidad y fragmentación.
Atendiendo a su vez a parámetros bioclimáticos para cada sector, se priman espacios abiertos y terrazas que favorezcan la relación interior-exterior, así como la utilización de la cubierta como espacio lúdico, ajardinado y de captación solar.