La posición estratégica de Vejer de la Frontera, como encrucijada de caminos, mirador del paisaje y rótula territorial entre los núcleos urbanos costeros y los pueblos del interior agrícola, le confiere un carácter de encuentro y de punto focal desde donde irradiar rutas y conexiones comarcales hacia la estructura policéntrica del termino municipal, a la cercana capital (menos de una hora) y hacia otros enclaves cercanos de fuerte carácter turístico como Conil y Barbate.
El tradicional carácter “de paso” de este municipio hacia la costa nos habla de su centralidad, el proyecto apuesta por “construir” una parada en el camino, un lugar de descanso y disfrute del paisaje y los valores naturales, del sol y la luz gaditana.
El paisaje de la comarca de la Janda, llanura salpicada de cerros, se condensa en el enclave de la Angostura de la Barca de Vejer. En él, el Cerro de Sierra Ganá y el Cerro Buenavista se contemplan desde sus aproximadamente a 220m de altitud y ofrecen una amplia visión sobre el entorno.
El proyecto responde por tanto a esa doble cualidad de ver y ser visto, es mirador del paisaje y paisaje en sí mismo. El cuidadoso trabajo realizado sobre la topografía, da buena forma a la tierra, perfilando el relieve y la imagen urbana norte de Vejer, potenciando la estructura morfológica del tejido urbano y situándose como base del perfil de la ciudad.
La sucesión de planos a distintos niveles recogen los distintos flujos en su cota natural,–autobuses, visitantes, movimientos internos, peatones, ciclistas, etc.– a la vez que distribuyen e interrelacionan los espacios excavados y las cubiertas.
Los rasgos territoriales descritos se ponen en valor y son construidos por el proyecto. El paisaje, la tierra y los itinerarios son los materiales de construcción de la propuesta. La materialización de los flujos y los itinerarios en forma de caminos sólidos crea una nueva forma de disfrute del paisaje de la comarca de La Janda y de encuentro ciudadano, ofreciendo tanto al residente como al visitante una lectura clarificadora de su territorio. Este “lugar” entendido como espacio identitario, social y cultural, se conceptualiza desde la idea de “espacio de encuentro”. Las distintas necesidades que operan sobre este paisaje se transforman en oportunidades para redefinir su materialidad.
Esta premisa de accesibilidad en un terreno tan escarpado nos lleva a la ideación de un sistema. Este sistema persigue la solución de problemas a diferentes escalas, desde la territorial a la local. A partir del diseño de la sección de un elemento, que hemos denominado “camino sólido”, se puede dar respuesta a los problemas urbanos que ofrece el ámbito de intervención.
La utilización de elementos capaces de actuar al mismo tiempo como muros de contención entre paratas, acequias de riego, balsas de retención, integrando el mobiliario urbano y la iluminación, así como todas las instalaciones de saneamiento, permite responder a las diferentes escalas de la intervención. Al mismo tiempo, las líneas suaves de dichos “caminos sólidos” permiten trazar los flujos peatonales, mecanizados y rodados redibujando la topografía. El paisaje que se construye de esta forma permite una lectura en secuencia que ayudan a convertirlo en un espacio emblemático como acceso al casco antiguo de Vejer.
Los caminos de Vejer se convierten en cintas que se pliegan abrazando los elementos preexistentes (vegetación y edificaciones) y generando nuevos espacios mediante adaptadas plataformas que incorporan usos tales como un auditorio al aire libre, un lugar de juegos infantiles, un parque en graderío así como lugares mirador donde descansar y disfrutar del impresionante paisaje en el que la ciudad de Vejer se inscribe.