El huerto.
La diferencia de cotas existente en la parcela permite trazar una topografía en ladera uniendo ambas calles a través de una suave pendiente a la que se trae un huerto de naranjos y limoneros. Un paisaje ligado a la tradición agrícola de la isla -en el cultivo de árboles frutales-, una manera de fijar la memoria cuando se colmate este fragmento de ciudad en una reserva de naturaleza domesticada. Un lugar sensible a los cambios de estaciones, un jardín urbano que rescate el valor de estas plantaciones como lo hicieron los viajeros de siglos pasados. Un telón tupido, una gradación con la calle, una valla con grosor, un gradiente de privacidad para la escuela.
El claro.
Dentro de esta ladera arbolada se recorta una explanada deprimida a cota de la calle inferior. Excavar para acondicionar un lugar horizontal, el espacio de refugio que se protege de la calle, enfatizando el tamiz creado con el huerto en relación a su privacidad. Un plano de actividad al aire libre que permita un buen soleamiento con áreas de sombra arrojada por los frutales en los límites con el huerto.
Un campo dorado reciclado
En los exteriores se utiliza una textura de caucho reciclado de color granza que se adapta al tallado de la topografía utilizando neumáticos reciclados como ESCOLLERA ARTIFICIAL. Una abstracción del suelo que confunde lo natural del huerto con su artificialidad, en un paisaje antropizado singular que se completa con el de la cubierta -lomas y vaguadas de lilliput-, la maqueta de una porción de tierra que se separa del suelo lo justo para crear ese paisaje propio pero sin desligarse de él. Desde aquí, ver el parque, la ciudad y el mar, moverte un poco y perderlo de vista para volver a verlo desde la pequeña colina, o tumbarse sobre los lucernarios, pompas de jabón gigantes, burbujas de luz.
Un regalo para la ciudad, un jardín, un espacio urbano para la vista.
Blando por fuera, redondo por dentro
En el exterior es una fábrica de neumáticos revestida con caucho la encargada de dar forma a ese lugar naturalmente artificioso, propio y expresivo que se aleja del lenguaje arquitectónico del edificio para acercarse al de paisaje -construir un huerto con bancales de goma, una nueva naturaleza, reciclada para los niños...un compost inerte...aislante y amortiguador.
Aprender a descontextualizar el entorno, hacer único lo cotidiano, dar valor al desecho, sentir que la escala de las cosas puede cambiar su razón de uso y existencia y darle otras oportunidades... abstraer para ser capaz de crear mundos propios.
En el interior, al refugio de la trinchera se vuelve satinado y sin esquinas, de paredes redondeadas que dejan que hable por los niños con sus dibujos. Un zócalo de 2 metros recorre la escuela, convirtiéndose en huecos de paso, o en un largo papel continuo, pizarra improvisada que cambia el decorado de la escuela haciendo participes a sus moradores.
Tipología.
En la práctica habitual, la construcción de una escuela infantil precede al lugar, existen unos requisitos de programa y tamaño prefijados, con independencia de donde se ubique, y parece que de su óptima gestión depende el buen funcionamiento. Esta abstracción la aproxima a la idea de prototipo y nos hace reflexionar en este sentido, introduciendo nuevas reglas que trabajan la relación social.
Sustituimos los habituales corredores-distribuidores y los agrupamos en un solo espacio, la plaza de esta particular comunidad, disponiendo el resto de programa alrededor de él, esto nos permite una relación sencilla y fluida entre los distintos usos. Una organización clara que responde bien a la escala de los espacios que se demandan y que permite variar su forma atendiendo al lugar sobre el que se sitúe, la configuración de los espacios exteriores y la escala de la arquitectura.
El circo.
Unir la superficie destinada a distribución y cualificarlo como la plaza, el espacio público, urbano, de esta comunidad, el aula auxiliar, donde quepan usos fuera del programa establecido..., columpios a cubierto, cultivos de hortalizas in vitro, un circo eventual con jirafa incluida, ¿porque no?...
Construir la sensación de un espacio bajo la trinchera, protegido bañado de haces de luz, magnifico por su proporción pero no abrumador, que evoque lugares conocidos de los espacios más públicos, que se hace contemporáneo cada día con el trasiego de grandes y pequeños, con el maremágnum de objetos depositados, con el olor a plastilina...
La escuela embarazada
Como si no se hubieran decidido a salir del útero, como si quisiéramos que ese primer año no se acabara nunca... una escuela embarazada. El aula de 0-1 año, como el espacio del sueño, un lugar aislado por un vacío aclimatado, donde puedan volar las mariposas, utilizado como cambiador, como espacio de baño..., como “gatodromo”..., que permite un ritmo distinto al resto de la escuela, y regula su relación con las estancias contiguas, capaz de ser ajeno o cercano.
Baños-patios
Los baños dejan de tener la condición de servicio para ser una estancia, donde experimentar lo sensitivo en relación al cuerpo. La rutina del baño se convierte en algo divertido rodeado de una naturaleza encapsulada de macetas y mascotas, un laboratorio...
La crujía del aula se comprime en un espacio alongado, a medio camino entre el interior y el exterior, como el patio de macetas donde las casas construían el retrete, que te obligaba a un paseo entre aromas y trinos que diluían lo fisiológico en algo más placentero.
Al situarse entre las aulas funciona también como un elemento de colchón con capacidad para aislarla o para comunicarla al poder ser usado desde ambos lados.