En la comarca andaluza de Jérez del Marquesado, que incluye los yacimientos de prehomínidos de Orce, el territorio ha sido ocupado ininterrumpidamente en los últimos 11.000 años, conservándose incluso cuevas de la época. Un territorio que se fija como paisaje en la memoria de un visitante que, sin embargo, no descubre más usos que la mera observancia de un tiempo detenido.

Surgen, fruto de un encargo intermunicipal de la comarca, una propuesta de nuevos usos para un antiguo territorio, que reutilizan las posibilidades de lo existente y lo amplían en lo imaginado. Se amplían las opciones de un soporte físico impactante, multipresente e irreal por la imagen que el cine nos ha dejado de él.  (Doctor Zhivago o Emak Bakia).

Se da forma a una activación del territorio en abandono mediante la conformación de un sistema físico de ubicaciones, materiales y conformaciones arquitectónicas que concretan, desde la mirada activa  del  arquitecto, los usos propuestos y la nueva forma de usar las funciones anteriores.

Jaulas de caza mayor como nidos de pájaros, edificaciones de servicio inscritas en el rendimiento medioambiental del paisaje como infraestructuras, o infraestructuras que ordenan los usos de ocio uniendo varios pueblos, en un intento de dar forma al deseo político de fundirse en un área metropolitana rural.