Las ideas giraban en torno a la premisa de no crear un restaurante/local mas al uso de diseño a imagen y semejanza de los muchos que coexisten en la mayoria de las ciudades y barrios con un alto nivel adquisitivo. No al NO-LUGAR DISEÑADO.
Para ello, intentamos obtener los mayores beneficios que nos ofrecia el local, así como sus constricciones espaciales y sobre todo, los beneficios que nos otorga una ciudad cómo Madrid y un local con doble altura en el Paseo de Pintor Rosales.
Es por ello por lo cual la LUZ junto con el MOVIMIENTO en un elemento de configuración espacial fundamental en el proyecto. La LUZ de Madrid es intensa y clara, y hacer uso de ella era indispensable. Por otro lado, el Paseo de Pintor Rosales, con la cornisa de Madrid al frente y el Parque del Oeste. La idea de INSERTAR visual y conceptualmente dicha cornisa y dicho paisaje en el proyecto y en el local. La LUZ madrileña en una orientación favorable, así cómo la posibilidad de proyectar la LUZ y el MOVIEMIENTO artificial frente del propio restaurante como si de una caja de luz se tratase frente a la naturaleza se convierte en la principal premisa del proyecto.
Es, en esta idea, la de PROYECTAR y RECIBIR LUZ y MOVIMIENTOS la que ha de convertirse en la marca e imagen del local (comida, buen ambiente, copas, música) sobre un continuo espacial entre el dentro y el fuera liberando espacio convirtiendo al usuario en el verdadero protagonista del mismo. Sentimental y fisicamente dueño y marcador de espacios gracias a sus movimientos.
Luz y color sobre un fondo neutro sirviendo de mecanismo enfático de los propios servicios que ofrece el local junto con unos artificios como muebles y lamparas. La idea de la caja y del bodegon de madera a modo de barra con multiples funciones, movimientos y cotas (escenario, zona de copas, barra, espacio de estancia, recibidor) artícula todo el conjunto y permite una libertad a la hora de tomar decisiones en pro de enfatizar la continuidad espacial. La caja de vidrio, como elemento de transición entre el dentro y el fuera, la entrada de luz vertida en un contenido sobre un continente neutro, intentando disolver los limites entre el dentro y el fuera, lo oscuro y lo claro, lo público y lo privado, lo natural y lo artificial y en definitiva entre la arquitectura y la vida.
Una caja de luz, a la par gesto formal y funcional, resuelve la entrada de luz a la planta semisótano del restaurante y alberga las comunicaciones y servicios del restaurante, liberando el contienente del resto del local para un nuevo contenido.