La propuesta parte de intentar conceptualizar diversas sensaciones, actitudes y acciones sobre las tipologías que dimanen del proyecto. Construir conceptos ligados al lugar y su implantación que podemos resumir en tres acciones: mirar, ver y contemplar.
El lugar plantea una posibilidad única y maravillosa: construir en lo alto de una colina frente a la superficie de agua que confina el extenso pantano de Orellana.
La propuesta parte de intentar conceptualizar diversas sensaciones, actitudes y acciones sobre las tipologías que dimanen del proyecto. Construir conceptos ligados al lugar y su implantación que podemos resumir en tres acciones: mirar, ver y contemplar.
Con estos precedentes se idean unas piezas habitables, que con un carácter de ocupación temporal, vuelcan todo su espacio interior hacia el horizonte. Es, en definitiva, el modo de habitar el que determina la forma sólida y contundente, de hormigón, que envuelve el espacio y lo focaliza hacia un único hueco que se pliega y se asoma sobre la colina.
Como lo hizo Libera en Capri, introducimos la ventana como generador del espacio para que el paisaje (mirar), la luz (ver) y el tiempo (contemplar) sean los protagonistas.