Loja es una localidad estratégicamente asentada a medio camino entre Granada y Málaga, debido a a su situación geográfica en el valle como punto de cierre del caudal procedente de la vega granadina, el río Genil, hacen de este enclave un lugar privilegiado.El proyecto se posiciona en una posición excelente justo al borde del río, en la misma cuenca del valle, entre el Monte Hacho y la Sierra de Loja. El entender este magnífico paisaje en el que se inserta así como el dialogo que establece el mismo con la ciudad y las edificaciones existentes serán ideas principales en el desarrollo de este proyecto.
Junto con la inscripción en este paisaje característico es fundamental entender la relación de la parcela con una serie de usos adyacentes de una importante carga social y un marcado carácter público. Estamos hablando del Hospital vecina, el Campus Deportivo Medina Lauxa, los Jardines de Narváez justo al otro lado del Puente Viejo y, un poco mas lejos, el Campo de Fútbol San Francisco. Es por tanto fundamental asumir la relación con todos estos lugares de manera radical.
Es por tanto el deseo de convertirse en paisaje y ser un espacio de una fuerte vocación de uso público a lo que aspira este proyecto.
(EDIFICIO, PAISAJE Y CIUDAD)Entender la posición en el Valle supone hacerlo protagonista en la propia forma del edificio. Así el proyecto dibuja, a través de sus cubiertas, la concavidad del valle. Orienta sus pendientes a las dos grandes referencias naturales, el Monte Hacho al norte y a la Sierra de Loja al Sur.
El proyecto aparecerá con un perfil escarpado, de cuatro pendientes, como si de una cuenca artificial se tratase, orientado las miradas del paseante a estos dos grandes hitos fundacionales de la ciudad de Loja.
La forma en que se plantea la relación parcela-edificio no es la de objeto aislado en medio de esta sino que busca vinculación con los lugares públicos, plazas existentes y con los edificios próximos, tanto en adecuación del programa dentro de este, como en su concepción como elemento activo dentro de la ciudad, ofreciendo además del programa un gran espacio abierto, un graderío público en la cubierta transitable con un acceso libre a nivel de suelo. Se establece una relación fluida y permeable entre edificio y ciudad que permite al mismo ser usado de diversas formas, un espacio rico en situaciones y formas de relación con el mismo a cualquier hora del día. El proyecto se transforma en una nueva plaza pública en las que un sinfín de actividades tendrán cabida.
(LA CUBIERTA ESPACIO PÚBLICO) La cubierta del proyecto se convierte en un nuevo espacio público con un enorme potencial de uso, no solo por las actividades propias del programa asignado al edificio , sino también en relación con el espacio urbano adyacente.Así este nuevo suelo artificial podrá convertirse en auditorio al aire libre o ser plaza mirador elevada sobre los árboles de ribera donde disfrutar de las magníficas vistas existentes desde esta posición sobreelevada. Se trata por tanto de construir una nueva y excitante plaza pública que se llenará de diferente actividad a lo largo del día. Al ya de por si enorme potencial de uso de este lugar, se añade la ubicación del bar-restaurante del Centro con acceso y terraza desde la propia cubierta ampliando aun más las posibilidades de disfrute de este espacio.
Auditorio, plaza, mirador, teatro al aire libre, todo en un solo gesto capaz de ampliar y hacer transparente las actividades que este Centro acoge en su interior, llevarlas a la superficie y contagiar a la ciudad de su actividad.
(MATERIALIDAD) El edificio establece un vínculo con uno de los elementos más importantes de Loja: el agua, entendiéndola a través en su acción erosiva sobre el terreno. El agua en determinadas circunstancias y combinada con otros agentes naturales como el calor, la vegetación y los compuestos químicos del material que lo compone crea paisajes de gran belleza en los que se basa plásticamente el proyecto.
Así el proyecto se presenta como un nuevo paisaje de tierra erosionado por el efecto del agua.
Los materiales constructivos utilizados a lo largo de toda la intervención guardan una relación con lo natural. Chapa grecada y microperforada de acero cortén, hormigón de áridos rojizos de la zona construyen una fuerte imagen característica que dialoga de forma amable con la ciudad, el monte Hacho y el rió Genil. Por la noche, sin embargo, el edificio pasará a ser un farol junto a la ribera.